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¿Conoces a Olga Murray? Este mes de marzo es propicio para alzar más nuestra voz y para dejarnos inspirar por «mujeres diamante»
No nos felicitemos. Hay mucho por hacer, muchas reivindicaciones, muchas visibilizaciones, mucho que rescatar de nuestra historia, muchas luchas por la igualdad en cada país, en el trabajo, en la cultura, en la educación…
Muchas luchas pendientes para erradicar la violencia contra la mujer en todas sus manifestaciones… Así que no nos felicitemos, ¡alcemos la voz!
Lo decíamos hace un año en nuestro artículo: «20 frases de mujeres únicas que marcan la historia«…
Déjate inspirar por las «mujeres diamante» de hoy y de siempre para empoderar tus decisiones y tus acciones de cambio
Cerramos el mes de marzo… brindando por todo lo alto por «mujeres diamante» que pueden inspirarte para decidir y cambiar. Hoy, en concreto, quiero apoyarme en el trabajo de Olga Murray, como ejemplo de propósito vital y PASIÓN.
Hablemos de la pasión vital de Olga Murray
Imagina a una jovencita de noventa y siete años, sin gafas, sin audífonos ni bastón, vestida de colores irreverentes y calzada con zapatillas de deporte, que todavía conduce su coche, pero solo hacia delante y sin cambiar de carril.
Esta mujerona diminuta, enérgica y apasionada tiene un propósito que guía su destino, llena sus días y la mantiene joven.
Su historia es fascinante y, de forma muy resumida, te cuento que Olga Murray es una abogada de California, que nació en Transilvania en 1925. De muy pequeña, viajó junto con sus padres a los Estados Unidos. Fue abogada de la Corte Suprema de Justicia de California.
Olga enviudó a los sesenta y tantos años y decidió tomarse unas vacaciones en un lugar en el que nunca había estado. Viajó a las montañas de Nepal por capricho y para hacer senderismo en el Himalaya.
¿Cómo encontrar nuestro propósito? Olga Murray puede inspirarte
Olga Murray encontró su propósito en la vida justo antes de retirarse estaba al final de su carrera legal cuando viajó a Nepal.
Allí se cayó, se rompió un tobillo y el sherpa que la acompañaba tuvo que cargarla a la espalda en un canasto hasta la aldea más cercana, que resultó ser muy pobre y aislada.
Mientras esperaba algún transporte que la llevara a la ciudad, Olga presenció un festival. Los aldeanos preparaban comida con lo poco que tenían y se vestían con sus mejores ropas, había música y danza. Pronto llegaron buses de la ciudad con agentes que acudían a comprar niñitas entre seis y ocho años. Sus padres las vendían porque no podían alimentarlas.
Los agentes pagaban un precio equivalente a dos cabras o un cochinillo, y se llevaban a las niñas con la promesa de que iban a vivir con buenas familias, ir a la escuela y comer bien. En realidad, eran vendidas como kamlaris, una forma de servidumbre similar a la esclavitud.
Les dicen kamlari, son esclavas
Estas kamlaris trabajarían sin descanso, dormirían en el suelo, comerían los restos de los platos de la familia, carecerían de educación, salud y libertad, serían maltratadas y no tendrían acceso a educación o salud. Esas serían las afortunadas. Las otras serían vendidas a burdeles.
Olga comprendió que, aunque usara todo el dinero que llevaba consigo para comprar un par de niñas, no podía devolverlas a sus familias porque serían vendidas de nuevo, pero estaba decidida a ayudar a las kamlaris.
Fue allí donde Olga tuvo una corazonada.
Olga se deslumbró por la inigualable belleza del paisaje de Nepal, pero se sintió angustiada por la terrible situación que allí vivían los niños. Pequeños de todas las edades, muy sucios, vestidos con harapos y muy mal alimentados, pero que compartían una amplia sonrisa.
Esta espartana maravillosa volvió a su hogar en California con una idea fija, ¿cómo podía hacer para ayudarlos?
Me dije: ‘Olga, ¿sabes lo que vas a hacer por el resto de tu vida? Vas a educar a los niños”.
Nutre tu pasión con esa actividad útil (para los demás y para ti) que te calienta el corazón
Así comenzó una pasión de 30 años que se convirtió en la misión de su vida. Sabía que tendría que cuidar a las niñas que lograra rescatar durante varios años, hasta que pudieran valerse por sí mismas. Regresó a California y creó una organización sin fines de lucro, Nepal Youth Foundation (<www.nepalyouthfoundation.org>), para combatir la pobreza, por una parte, y para brindar, por otra, hogar, educación en forma de escuelas y servicios de salud a niños explotados.
De momento, Olga ha salvado más o menos a quince mil niñas de la servidumbre doméstica y ha logrado cambiar la cultura en el país. Gracias a ella, el gobierno de Nepal ha declarado ilegal la práctica de kamlari.
Olga tiene otros programas igualmente espectaculares, varios hogares de acogida para niños huérfanos o abandonados, escuelas y clínicas nutricionales instaladas en varios hospitales, donde se entrena a las madres para que alimenten a sus familias con los recursos disponibles, bien balanceados y preparados.
En Internet puedes ver fotografías de antes y después. Un niño famélico, huesitos y piel, que no puede ni caminar, un mes más tarde está jugando a la pelota.
La fundación de Olga Murray: un ejemplo de pasión y de excelente propósito vital
La fundación de Olga construyó una aldea modelo en las afueras de Katmandú con escuela, talleres y casas para los niños de alto riesgo. Y el nombre le calza perfectamente: Olgapuri, el oasis de Olga.
Tal y como lo describe Isabel Allende en su libro “Mujeres del alma mía”…
Olgapuri parece el lugar más alegre del planeta. Esta mujer maravillosa es adorada por miles de niños en Nepal. Cuando Olga Murray llega a Katmandú siempre hay una multitud de chiquillos y jóvenes en el aeropuerto con globos y guirnaldas de flores para recibir a su Mama.
A su edad avanzada Olga es tan sana y enérgica que viaja un par de veces al año entre Nepal y California (dieciséis horas volando y otras tantas entre conexiones y esperas en aeropuertos) y trabaja sin cesar para financiar y supervisar sus proyectos.
Sus ojos azules brillan de pasión cuando habla de sus niños. Está siempre sonriendo, siempre contenta, sin quejarse, sin victimizarse, sin culpar a otros, derrocha bondad y gratitud.
Un propósito de largo recorrido. Todavía queda mucho por hacer…
La organización sin fines de lucro ha construido 72 hospitales y ha ayudado a educar a más de 50.000 niños. Aun así, Murray afirma que todavía queda mucho por hacer.
«No pienso parar, mientras tenga ganas y esté sana, seguiré haciendo eso». Olga Murray. 😀
En definitiva…
Olga Murray es una mujer diamante que nos inspira y emociona por su manera de accionar. Ha ayudado a miles de niñas y niños de Nepal a evitar la esclavitud y a llevar una vida digna. Es la fundadora de Nepal Youth Foundation y cerca de cumplir 100 años continúa activa ayudando a los más indefensos nepaleses.
Olga Murray ya es mi heroína. Y recogiendo las palabras de Allende…
«Cuando yo sea grande, también quiero ser tan apasionada y vital como Olga Murray».
Si quieres seguir nutriendo tu pasión o tu fuego sagrado, te animo a rescatar mi post «20 frases de mujeres únicas que marcan la historia» para leer nuevamente las reflexiones de poderío de otas mujeres «diamante» como Olga Murray.
¿Tienes tan claro como Olga Murray cuál es tu propósito vital?
La vida sería tan maravillosa si supiéramos qué hacer con ella. Greta Garbo
¿Tú sabes qué quieres hacer con tu vida?
Recuerda que tener una vida con propósito te da dirección y gasolina para conseguir tus metas y elevar el volumen de tus emociones positivas.
Es una pregunta muy gorda, lo sé, pero cada minuto y cada día “cuentan”, y Olga Murray puede inspirarte para encontrar tu «para qué» o tu intención de cada día: eso que te calienta el corazón y te permite perseverar en tus acciones.
Aún en tiempos de pandemia o de guerra, seguro que puedes hacer un montón de cosas valiosas y útiles por los demás y por ti.
Y hasta aquí lo que quería contarte de Olga Murray, pasión y propósito vital. 😀
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Cris. Decideteycambia.
Soy Cristina Centeno, psicóloga y «acanariada» feliz. Te muestro claves de psicología y coaching que te ayudarán a soltar lastres, a zambullirte con humor y confianza en la incertidumbre, a liberarte de tus miedos y tu apatía, a tener más claridad, firmeza y autenticidad a la hora de decidir y cambiar. ¿Te animas a liderar la vida que realmente quieres y mereces? |