Conoce las mejores prácticas para prevenir un suicidio

Tabla de contenidos

Para pensar y prevenir un posible suicidio: unas cifras realmente alarmantes

El 20 de noviembre se conmemora el Día Internacional del Superviviente y hoy queremos hablar nuevamente de unas estadísticas estremecedoras.

Lo compartíamos hace unas semanas:

Es evidente que España sufre una peste de suicidios. En 2020, los casos de suicidio crecieron un 7,4%. Durante el primer año de pandemia, se quitaron la vida 3.941 personas: el 75% eran hombres, el 25% mujeres.

Hemos cosechado la cifra más alta de la historia desde que empezó a registrarse, hace un siglo.

Con cifras que rondan los 4.000 casos en España y, teniendo en cuenta que un suicidio afecta como mínimo a 6 familiares y allegados, la necesidad de hacer visible esta situación es, por tanto, un aspecto esencialmente humano y urgente.

¿Alguna vez pensaste que un familiar, amigo o conocido tuyo podría estar en riesgo de suicidio?

Estar en un túnel y no ver salida

Fíjate en las amargas palabras de “Carolina”, una de mis “terapiadas diamante”:

Estoy dentro de un túnel de oscuridad total y no veo ninguna salida. En un hombro tengo un diablillo que me dice: “Acaba ya con todo esto y mátate”. En otro hombro escucho a otro diablillo que me dice: “Eres una cobarde porque hoy tampoco has sido capaz de suicidarte”.

La tercera voz es más amable, pero muy débil y fugaz y me dice: “Aún puedes seguir luchando por construir una buena vida, a pesar de las dificultades”.

Pensar en el dolor que mi suicidio le generaría a mi madre es lo que aún me frena para no volver a intentarlo. Pero… siento que estoy al límite y que ya no puedo más.

“Carolina”, 26 años, opositora, Tenerife.

“Carolina” es una chica estupenda con muchísimas competencias personales, pero la vida ahora le duele y escuece demasiado. Y seguro que “Carolina” no es la única que ahora mismo está apretando dientes por encontrar otra alternativa al suicidio y el camino de regreso al bienestar.

No es la primera vez que hablamos de suicidio, y, aunque sea un tema espinoso, oscuro y desagradable, sigue siendo necesario abordar sus tentáculos para acotarlo, tratarlo y prevenirlo de manera oportuna.

En una cultura que, en ocasiones, no sabe o no puede acompañar el dolor y el sufrimiento de un fenómeno tabú y estigmatizado, muchos de los supervivientes se ven obligados a guardar silencio.

Está claro que nadie nos enseñó a identificar y responder a las principales señales de alerta de un posible suicidio. Y éste es precisamente el objetivo doble de este artículo:

  • Aprender, por una parte, a reconocer las señales de la conducta suicida y a brindar ayuda antes de que sea demasiado tarde.

Tienes más info aquí: 

  • Por otra parte, aprender a escucharnos y a cuidarnos entre nosotras para que nuestra familia, nuestros grupos sociales y toda la sociedad se conviertan en lugares más seguros y felices.

Y, al hilo de los objetivos anteriores, el artículo de hoy tiene dedicatoria especial… son mis dedos las que escriben las letritas, pero la inspiración y la claridad me viene con claridad de dos espartanas canarias (“E” y “C”), y sus familiares “diamante”.

Hablo de personitas luminosas que luchan por recuperar el camino de regreso a la luz. Toda mi fuerza con vosotras…

¿Qué hacer con todas las señales de alarma de una posible conducta suicida?

guia decisiones

En nuestro artículo “Conoce las señales de alarma para prevenir el suicidio”, teníamos ocasión de recopilar las principales señales de alarma de la intención de suicidio.

Hoy daremos un pasito más en esta dirección para explorar juntas las mejores herramientas y pautas de actuación para prevenir el suicidio de una persona de nuestro entorno.

CLUES, un acrónimo para tatuar y prevenir el suicidio

Lo comentábamos en nuestro artículo, ten muy presente el acrónimo CLUES a la hora de prevenir un suicidio

Este acrónimo, que proviene del inglés, en español se concreta en los siguientes puntos: conectarse, escuchar, comprender, expresar preocupación y buscar ayuda.


  1. Conexión real con la otra persona: recopila más datos evaluando sus posibles intentos de suicidio y haciéndole saber que te importa.

¿Qué datos has explorado ya sobre la intención de la otra persona?

Una vez que has establecido una conexión genuina y has construido un marco de confianza y libre de juicios, procura averiguar hasta qué punto esa persona está comprometida seriamente con su posible plan de suicidio.

Recopila toda la información que puedas. De esta manera, podrás tomar las medidas adecuadas para prevenir un suicidio.

Ahora que ya conocemos las señales de alerta de un posible suicidio, ya sabemos qué tipo de conductas debemos observar y qué mensajes debemos escuchar para hacer una oportuna previsión de respuesta.

No presupongas y pregúntale frontalmente a esa persona: “¿Estás pensando en suicidarte ahora o en las siguientes horas, días o semanas?”

Averigua si tu “persona diamante” tiene ya un plan claro en su cabeza y los medios necesarios para suicidarse, formulándole abiertamente las siguientes preguntas: “¿Tienes un plan sobre cómo suicidarte? ¿Ya tienes las pastillas o algún tipo de arma?”.

Contempla, de igual forma, la posibilidad de que esa persona no sea honesta con respecto a sus intentos suicidas.

Considera, por tanto, las señales de advertencia y los factores de riesgo que veíamos juntas, así como lo que esa persona te diga (tanto con sus palabras como con su lenguaje no verbal).

¿Le has tendido ya un puente a tu “persona diamante” y le has demostrado que para ti es importante?

prevenir suicidio

Una de las cosas más tristes para una persona que piensa en suicidarse es sentir que nadie la comprende ni se preocupa por ella. La clave está, por tanto, en ayudarle a dejar de sentirse invisible. Hablarle construye una conexión de visibilidad y le hace saber que te importa.

Gracias a las redes sociales estamos más comunicadas que nunca, pero parece que ya no hay tantas ocasiones de mirar a alguien a los ojos y decirle lo importante que es para nosotras.

Demuéstrale a esa persona que ESCUCHAS con interés genuino todo lo que te dice y que comprendes que su dolor es real.

Mensajes a evitar en tu puente de conexión:

Decirle a alguien algo como “No es tan grave” o “Las cosas mejorarán” no le ayuda nada, y puede hacer que esa persona sienta que no la comprendes ni escuchas realmente.

En lugar de eso, apuesta por mensajes del tipo:

  • “No estás sola/o, ya que estoy aquí para escucharte y ayudarte”

  • “Tal vez no comprenda exactamente cómo te sientes, pero sé que quiero ayudarte lo mejor que puedo y sé para encontrar juntas un nuevo intento de solución”.

Realiza un seguimiento y sigue pendiente de tu “persona diamante” antes – durante y después de un episodio de crisis

Tan importante para la prevención es cuidar las señales de alarma previas a un episodio de crisis, como el desarrollo, el desenlace y la evolución posterior de un posible intento de suicidio.

No dejes de estar pendiente de tu “persona diamante” después del desenlace positivo de una crisis de intento de suicidio. Esto te permitirá reconocer cualquier señal de advertencia o nuevo factor de riesgo con respecto al suicidio. También le hará saber que estás preocupada por ella y su bienestar.

Asegúrate, igualmente, de que otras personas del grupo de apoyo también estén pendientes de ella.

Y recuerda que estar pendiente de la evolución de tu “persona diamante” no tiene que ser algo necesariamente estructurado y serio. Podéis hacerlo durante un paseo o una charla después de una sesión de cine en la que comentáis cómo os está yendo la semana.

No es necesario que le preguntes directamente “¿Estás pensando en suicidarte?” cada vez que quedes con tu “persona diamante”, pero sí debes estar pendiente de las señales de advertencia que hemos identificado previamente.


  1. Escucha activa… 2 tazas

Si tu “persona diamante” está especialmente frustrada o enfadada (con el semáforo en rojo), reconoce que está pensando en suicidarse o despliega múltiples señales de advertencia, no la dejes sola. Quédate con ella/él, háblale y escucha todo lo que tenga que decir.

No tengas miedo a empeorar la situación porque tu acompañamiento y escucha pueden ser los más adecuados y OPOTUNOS

Muchas personas sienten miedo de mantener una conversación con alguien que esté sufriendo una crisis emocional, y más aún si sospechan que el interlocutor podría tener ideas suicidas.

Piensan que no están preparados para hacerlo, y que cualquier cosa que hagan o digan podría empeorar la situación, incluso precipitar un suicidio. Creen que sería mejor que del asunto se ocupara un psicólogo o un psiquiatra.

Y en parte todo lo anterior es cierto, los profesionales, en general, estamos mejor preparados para estas situaciones de crisis, pero, estar en el lugar indicado y en el momento preciso brinda una ventaja con la que el profesional al que tal vez nunca verá, o verá la semana siguiente (tal vez demasiado tarde).

Además, la escucha profesional cumple un propósito terapéutico, pero no puede reemplazar a los vínculos afectivos o de cercanía. Si observamos unas pocas reglas básicas, nuestra escucha podría ser muy útil en determinadas circunstancias y hasta podríamos ayudar a alguien a salvar su vida.

Prioriza el ser y estar con autenticidad, por encima del hacer o el hablar

Y tampoco es necesario que le hables mucho. Tan solo estar a su lado y escuchar cómo se siente puede prevenir un suicidio.

Si no puedes quedarte a su lado, entonces habla con alguien en quien tú y esa persona confiéis para que se quede con ella. No te vayas hasta que esa persona llegue.

Aparta de vuestro ecosistema cualquier elemento que os pueda distraer (como la tele, el Pc o las notificaciones de las redes sociales) para que te puedas concentrar al 100% en esa persona (con tu mente donde tienes tu cuerpo).

Eso sí, si en el termómetro emocional, el asunto se sitúa claramente en el “rojo” de alerta e irracionalidad, procura tener tu teléfono a mano para que puedas llamar y pedir ayuda rápidamente.

Presta atención a la privacidad de tu “persona diamante”

Las personas que atraviesan una crisis emocional pueden sentirse avergonzadas de sus propias emociones o sentimientos, es muy difícil que puedan contar lo que les está pasando frente a varias personas, aun cuando todas ellas sean muy cercanas.

Las reuniones de familia, o de amigos, o de trabajo pueden ser muy útiles para tratar otras cuestiones, pero si buscamos que una persona en crisis hable sobre sus sentimientos profundos siempre son mejores las charlas privadas. Es importante que elijamos el lugar y la ocasión más oportunas para que, en la medida de lo posible, el ambiente sea relajado, sin prisas y sin interrupciones.

Garantiza la confidencialidad de tu “persona diamante” para prevenir un suicidio

Por los mismos motivos, la persona en crisis sentirá temor de contar lo que le pasa si piensa que su interlocutor puede divulgar lo que escuche.

Es importante que le aseguremos que lo que te cuente quedará entre vosotras, pero tal vez es más importante que no traicionemos su confianza. Lo último que necesita una persona en crisis es sentirse traicionada por alguien en quien confió.

Si durante la charla escuchas algo que crees que alguien más debería saber puedes proponerle a quien lo dice que se lo cuente o puedes pedirle permiso para contarlo, procurando respetar la voluntad de quien nos dio su confianza.


  1. Comprensión del mapa del mundo ajeno: intenta comprender cómo se siente la otra persona

Aunque nunca hayas pensado en suicidarte, procura comprender cómo se siente tu “persona diamante”.

Guarda el estilo directivo en tu bolsillo y no le digas cómo debe sentirse o qué debe hacer. Solo exprésale tu deseo de ayudarle y comprender cómo se siente.

Ya que tus palabras son los ladrillos de nuestra mente y del puente que le tendemos a la otra persona, reflexiona sobre el contenido de los mensajes intercambiaos para demostrarle que comprendes cómo se siente.

Por ejemplo, si tu “persona diamante” te dice “He hecho de todo, pero no sé qué más hacer”, puedes responderle “Te comprendo. Es frustrante cuando haces de todo, pero no sientes un alivio”.

Recuerda siempre que tu “persona diamante” debe ser la protagonista de vuestra charla

La experiencia personal siempre es útil en el momento de ayudar a otra persona, pero no debemos olvidar que el otro es otro, y tal vez nuestra experiencia no le sirva.

Por este mismo motivo, debemos evitar ser autorreferenciales. Evita que la conversación derive en historias tuyas. Céntrate en escuchar al otro y evitar que tus propios problemas o sentimientos o formas de actuar frente a las circunstancias eclipsen los problemas, sentimientos y reacciones de la otra persona.

Cuando decidimos ayudar a una persona en crisis, todo nuestro interés debe estar centralizado en esa persona. Solo podemos ayudar al otro desde sus propias creencias y desde sus propios recursos, dejando bien apartados nuestros propios prejuicios.

Evita los juicios de valor para prevenir un suicidio

Cuando una persona accede a contar sus problemas y sus sentimientos espera encontrar escucha, comprensión y contención emocional, pero de ninguna manera espera ser juzgado, criticado o cuestionado. Si lo hacemos, lo más probable es que nuestro interlocutor se ponga a la defensiva, busque argumentos para justificarse y se enoje con nosotros. Definitivamente la magia de una charla íntima se romperá.

Incluso si consideramos que es de vital importancia que nuestro interlocutor entierre una actitud o una conducta que consideramos perjudicial, juzgar, criticar y cuestionar no parece ser una buena estrategia, lo más probable es que consigamos lo contrario.

La clave en estos casos es la paciencia, el vínculo con nuestra “persona diamante” es de confianza y para no ponerla en riesgo debemos respetar todas sus elecciones. Debemos escucharla, ponernos en su lugar y, solo cuando el vínculo de confianza mutua esté asegurado, podremos sugerirle alternativas, respetando siempre su derecho a decidir.

No interrumpas innecesariamente el discurso de tu interlocutor

No olvides que el objetivo principal de la charla debe ser que “tu persona diamante” pueda expresar lo que le pasa y lo que siente.

Hemos dicho que una pregunta nunca está demás, y es cierto. Debemos cuidar, eso sí, el momento en que la formulamos para no interrumpir innecesariamente a nuestro interlocutor. A menos que el discurso se vuelva reiterativo, todo lo que diga nuestro interlocutor sobre su mapa del mundo es valioso.


  1. Expresión de tu preocupación: hazle saber que te preocupa y que tu prioridad es ayudarle/a.

Tu “persona diamante” debe tener la claridad de que te importa él/ella y su vida.

Transmítele, por tanto, que te preocupa cómo se siente y por lo que está pasando.

Sé tú misma y ánclate a tu honestidad cuando hables con ella o con él, y le expreses tu preocupación.

Puedes apoyarte en mensajes de este tipo: “No sé cómo resolver tus dificultades o problemas, pero sé que me preocupa lo que pueden ocasionar. Tengo claro que no quiero que te mueras y que mi deseo es llegar contigo a un intento de solución diferente”.

No minimices los problemas o estados emocionales de tu persona diamante

Es posible que lo que te cuenta una persona en crisis como un problema terrible, no lo sea para ti.

Es lógico que así sea, somos personas diferentes y no todas le asignamos la misma impronta a dificultades o problemas que pudieran parecer similares.

En cualquier caso, no olvides que cuando intentamos ayudar a alguien que atraviesa una crisis emocional, lo que importa es su punto de vista.

Expresiones como “no es para tanto”, “ya va a pasar”, “no te preocupes por eso” lejos de ayudar, pueden afianzar la idea de que a nadie le importa lo que le está pasando o lo que siente nuestra “persona diamante”.”

La prioridad es bucear en el mapa del mundo de tu “persona diamante”.

Para realmente poder AYUDAR debes ponerte en la piel del que sufre, pero no desde tus creencias, valores y recursos sino desde los suyos.

No propongas soluciones mágicas

Si te tomas el tiempo de escuchar los problemas de otra persona, es porque realmente tienes ganas de ayudar, y esto es fundamental. En cualquier caso, no debes dejar que tu ansia viva por ayudar te lleve a proponer soluciones apresuradas y poco operativas.

Decirle a una persona que está atravesando un duelo “tienes que superarlo” o decirle a alguien que padece depresión “ponte las pilas” es bastante contraproducente. Aun cuando lo digamos con la mejor intención, este tipo de mensajes hacen que nuestra “persona diamante” se sienta más incomprendida y más sola.

No olvides que la forma en que tú resolverías un problema, está condicionada por tus valores, tus objetivos y tus recursos personales y no siempre será exitosa o estará disponible para tu “persona diamante”.

Para sugerir un consejo debes conocer con qué recursos cuenta tu “persona diamante”, por eso insisto en la importancia de escuchar muy por encima del aconsejar.

En la mayoría de los casos, nuestra “persona diamante” ni siquiera estará esperando que nosotras aportemos una solución para sus problemas. Ella/ él lo único que busca es sentirse acompañada/o desde la escucha activa e incondicional.

Si crees firmemente que puedes aportar nuevas alternativas de solución, siempre debe ser desde el respeto por las circunstancias y la libertad de elección de tu “persona diamante”.

Apuesta por sugerir en lugar de sentar cátedra o imponer

Al hilo de lo anterior, el hecho de que una persona esté atravesando una crisis emocional no la inhabilita para tomar sus propias decisiones. Por lo tanto, las indicaciones directas solo se justificarían o podrían ser efectivas en muy pocos casos…

Sé más directiva cuando tu “persona diamante” se encuentra tan confundida que te pida las indicaciones directas con frases como “¿Qué debo hacer?” o cuando ya hay una tentativa de suicidio en curso o un riesgo de suicidio inminente.

En todos los demás casos es prioriza que tu “persona diamante” se sienta respetada y considerada en sus decisiones.

Recuerda siempre que es mucho mayor el compromiso que logramos cuando los cambios surgen como iniciativas nuestras desde un análisis del problema en el que las terceras personas solo aportan sugerencias y preguntas.

Prueba nuevos intentos de solución en tu acompañamiento para prevenir un suicidio

La promoción de hábitos de autocuidado para llevar una vida saludable puede desempeñar un papel crucial en la prevención del suicidio.

En este sentido, podemos acompañar a nuestra “persona diamante” en la propuesta y realización de actividades alternativas y gratificantes de autocuidado que rompan, aunque sólo sea durante unos minutos, el bucle de negatividad y pensamientos suicidas.

No perdemos nada por animar a nuestro ser querido a realizar actividades que lo mantengan sanito en general. Anímale a comer bien, a dormir lo suficiente, a realizar actividades físicas y a socializar mucho y bien.

Con este objetivo, conviértete en un modelo, referente y compañero positivo, de forma que tu “persona diamante” pueda empezar a reconectarse con estos hábitos de autocuidado (aunque sea con desgana y sin gasolina al principio).

También podéis organizar juntas una creativa rutina de higiene de sueño, a la hora de dormir, para garantizar un descanso reparador. Un descanso que, junto a la respiración como ancla y la alimentación coherente estará en la base de la supervivencia y cualquier tipo de bienestar mínimo.

Apuesta también por sugerirle a tu ser querido actividades (si es al aire libre, placer sobre placer) que podáis realizar juntas, como hacer senderismo, salir a correr o nadar… Estos ansiolíticos y antidepresivos tan potentes os volverán física y emocionalmente activas y empoderadas.

Dentro de la oscuridad, no dejemos de atizar la gratitud y capacidad de apreciación beneficios gratitud

Y ya que la práctica de la gratitud sigue siendo una llave muy potente y un antídoto frente al victimismo y la neurosis, tira de creatividad y haz que su práctica de apreciación sea más accesible.

Cómprale a tu “persona diamante” un botecito o un diario de gratitud para que pueda recopilar “premios al momento feliz del día” mientras aprovecha para expresar sus sentimientos en lugar de guardárselos.

 


  1. Búsqueda de ayuda externa para controlar la crisis y prevenir el suicidio con un buen plan de seguridad: ¡apunta!

Ambas sabemos que la seguridad de tu “persona diamante” es la prioridad número uno y, aun así, es posible que no puedas lidiar con ese problema tú sola/o.

Intenta hacérselo saber a alguien cercano de confianza: “una persona medicina”.

Muchas veces alguien que está a punto de suicidarse te pedirá que no le cuentes a nadie lo que está sucediendo. Sería un completo disparate etiquetar a sus amigos en una publicación en Facebook en la que les comuniques que esa persona está a punto de suicidarse.

Sin embargo, debes hacer saber a alguien cercano lo que está sucediendo. De esta manera, la persona tendrá un grupo de apoyo que le preste atención y trate de prevenir el suicidio. No tienes que llevar tú sola esa carga.

Si esa persona es menor de edad, entonces díselo a un adulto de confianza. Puedes decirle a esa persona “No quiero que te enfades, pero necesitamos ayuda en esta situación. Llamaré a otra persona “medicina” o de confianza, como un profesor”.

Puedes explicarle a tu “persona diamante” que no vas a mencionar el suicidio. Esto puede ayudaros a ambas a sentiros mejor al pedir ayuda.

Por ejemplo, “No voy a mencionar el suicidio, solo voy a decirle que necesitamos ayuda con algunos asuntos delicados”.

Si la persona que te preocupa sufre abusos, jamás se lo comuniques al acosador. En lugar de eso, deberías hablar sobre lo que te preocupa con otro interlocutor válido, bien sea un profesor, un entrenador o un supervisor.

Establece un plan de seguridad.

Puedes prevenir un suicidio estableciendo por adelantado un plan o protocolo para lidiar con todas las señales que indiquen que esa persona está planeando suicidarse. De esta forma, todas las personas del grupo de apoyo sabrán qué hacer.

  • Puedes descargar un plan de seguridad que prevenga suicidios continuos.

  • Incluye una lista de personas que estén pendientes de la persona que está a punto de suicidarse, números telefónicos importantes, etc.

  • Contempla también a tu “persona diamante” cuando prepares el plan y, si fuera posible, haz que un profesional os ayude a prepararlo. Podéis negociar palabras clave de S.O.S., con algún simbolismo especial para las personas implicadas, para diferenciar con claridad una situación límite.

No olvides sugerirle que no deje de buscar ayuda

Es evidente que las dificultades y problemas humanos son muy variados y que existen poquísimas recomendaciones que puedan aplicarse a todos, pero buscar ayuda es una de ellas.

Tal vez, hablar contigo pudo haber sido el primer paso en la recuperación de una crisis emocional. En el resto del camino, seguramente tu “persona diamante” tendrá que tomar decisiones importantes para su vida. Para que pueda afrontarlo, es importante que no esté sola.

Además de contar con tu escucha y tu consejo sería bueno que pudiera recurrir a otros familiares, amigos o profesionales, siempre que tengan esa capacidad de conexión, aceptación incondicional y escucha activa.

Cuantas más personas puedan escuchar y orientar a nuestra “persona diamante”, más alternativas tendrá ésta para reorientar su vida hacia el bienestar.

Apóyate en una muleta profesional

Dando un pasito más, hablar con un profesional sobre los pensamientos suicidas de “tu persona diamante” también puede hacer que esa persona reciba la ayuda que necesita.

Esto es especialmente importante, como salvavidas extra de oxígeno y acompañamiento, especialmente cuando la persona no se decide a buscar o pedir ayuda por su propia cuenta.

Habla con un asesor, un psicólogo, un médico u otro profesional especialista en el control de crisis y que cuente con la formación necesaria para prevenir un suicidio.

En este caso, será suficiente con que expreses la situación con un mensaje del tipo: “Estoy con alguien que está a punto de suicidarse”.

Es más que probable que tu “persona diamante” se moleste cuando llames para pedir ayuda, pero recuerda que, en coherencia con tus valores y prioridades, haces todo lo mejor que puedes y sabes para prevenir un suicidio.

Una vez más, explícale a tu “persona diamante” que solo estás tratando de ayudarle y que esa es la razón por la que te pones en contacto con un profesional.

Para confrontar su desconcierto o enfado, puedes responder con un mensaje del tipo: “Mi intención no es molestarte. Solo quiero ayudarte, y considero que ésta es la mejor manera de hacerlo”.

Al hilo de lo anterior, si la situación se complica es importante que contactes con las líneas de ayuda de prevención del suicidio de tu país.

Toma nota de los recursos adicionales de apoyo… teléfonos y direcciones

  • Asociación Internacional del Teléfono de la esperanza: ♥ 91 459 00 50 / 717 00 37 17 ♦ madrid@telefonodelaesperanza.org

  • Asociación internacional para la prevención del suicidio: ♦ berman@suicidology.org

Ahora ya sabes que recordar los principales puntos del acrónimo CLUES te ayudará a tener claro qué puedes hacer para prevenir un suicidio o para ayudar a alguien que tiene problemas.


Un extra de autocuidado para ti: como acompañante, no dejes de cuidarte y de poner límites ante un posible abuso emocional

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Es evidente que el acompañamiento para prevenir un suicidio puede consumirnos física, emocional y mentalmente. Asegúrate, por tanto, de hacer lo que debas para cuidarte, al igual que lo haces con la persona que piensa en suicidarse.

  • Duerme lo suficiente, come sano y muévete mucho y bien.

  • Pasa tiempo suficiente con tus amigos y familiares “medicina”, y realiza también las actividades con las que disfrutas. Id a ver una película divertida, montad en bici o haced un picnic al aire libre.

  • Empieza a practicar la meditación o usa otras estrategias de Mindfulness, por ejemplo, para disminuir y lidiar con tu estrés.

Tan sólo respirar pausada y profundamente, “con la mente donde tienes el cuerpo”, puede aliviar el estrés que sientes cuando tratas de prevenir un suicidio.

Reconoce el posible abuso emocional de la otra persona

Si alguien amenaza con suicidarse para conseguir que hagas lo que quiere (tanto si se da cuenta de que le crees como si no), te estaría maltratando psicológicamente.

Recuerda siempre que, pase lo que pase, no eres responsable de que esa persona decida suicidarse.

Tampoco debes sentirte obligada a hacer algo con lo que no te sientes cómoda solo porque alguien te esté amenazando con suicidarse.

Lamentablemente algunas personas amenazan a sus parejas diciéndoles que se matarán cada vez que existe una posibilidad o intención de ruptura, por ejemplo.

Si alguien te amenaza con suicidarse si no haces lo que te pide, debes cuidarte y manejar este chantaje o abuso emocional poniendo un límite, comunicándoselo a alguien de confianza o pidiendo ayuda profesional.

Llamar para pedir ayuda profesional también le hará saber a esa persona que, aunque no vas a hacer lo que quiere, tomas su amenaza de suicidio en serio.

Advertencias finales importantes para prevenir un suicidio…

Si ha leído hasta aquí, ya has demostrado que tienes auténtica vocación de acompañar y ayudar.

  • No temas ofrecer tu escucha cuando encuentres algún indicio de que alguien pueda estar necesitándote.

  • Frases tan sencillas y auto-explicativas como “¿Te pasa algo?”, “¿Quieres contarme?” o “Cuenta conmigo” pueden ser una auténtica tabla de salvación para una persona que se siente sola al atravesar una crisis emocional.

  • No tengas miedo al pensar que, si mencionas la palabra “suicidio”, le meterás a tu “persona diamante” esa idea en la cabeza. El hecho de que tengas la valentía de decir esa palabra probablemente genere un espacio honesto para un cambio beneficioso.

  • Recuerda que las personas que están a punto de suicidarse suelen sentirse invisibles frente a los demás. Una vez que le preguntes directamente si está planeando hacerse daño, sabrá que le has escuchado y que comprendes la gravedad de su situación.

  • Si una persona está a punto de suicidarse, utiliza cualquier medio necesario para detenerla y llama a los números de emergencia. Si no es seguro hacerlo (ya sea porque esa persona tiene un arma o están en un área de difícil acceso), no te acerques demasiado ni invadas su espacio personal, y opta por llamar a los teléfonos de emergencia de inmediato.

  • No le mientas ni le digas a “tu persona diamante” que todo estará bien. Puede sentir que eres una de las personas que no la comprenden.

  • No trates de solucionar la situación tú sola. Coméntaselo a alguien de confianza para que tu amigo que está a punto de suicidarse reciba ayuda. No es tu responsabilidad ni deber hacerlo por tu propia cuenta. Por lo general, es un alivio que otras personas lo sepan.

  • Si tu “persona diamante” te dice que se va a suicidar, busca ayuda de inmediato, aunque te diga que lo mantengas en secreto. Es mejor hacer enfadar a tu “persona diamante” que correr el riesgo de perderlo. No lo consideres como alguien que está buscando atención o como una broma pesada.

  • Si la situación se sale de control, de inmediato llama a los números de emergencia de tu ciudad. Nunca te tomes las amenazas de suicidio a la ligera.

  • De igual forma, te invito a no pasar por alto la oportunidad de atizar tu gratitud y recordarles a tus seres queridos y “personas diamante”, mediante tu lenguaje del amor favorito, cuanto los quieres y que importantes son para ti. No presupongas que ya lo saben, aunque lo supieran, a todas nos sienta de lujo que nos lo recuerden, ¿verdad?

Empiezo yo: “Tu dolor me importa. Tú me importas, de todo corazón”. 😉

  • Y, por último, difunde este artículo en tus redes sociales. Cuantas más personas tomen consciencia de la importancia de nuestra capacidad de escucha, más seguro será el lugar donde vivimos.

  • Apóyate en los recursos adicionales de apoyo que hemos visto juntas.

Aquí cerramos el artículo de hoy con la esperanza de que, en algún momento, no sea necesario conmemorar un Día Internacional del Superviviente.

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¡Un abrazo y hasta pronto!

Cris. Decideteycambia.

detalle-ola_cristina centeno

Soy Cristina Centeno, psicóloga y «acanariada» feliz. Te muestro claves de psicología y coaching que te ayudarán a soltar lastres, a zambullirte con humor y confianza en la incertidumbre, a liberarte de tus miedos y tu apatía, a tener más claridad, firmeza y autenticidad a la hora de decidir y cambiar y, sobre todo, a liderar la vida que realmente quieres y mereces.

 

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