13mantras para comenzar el nuevo año sin procrastinar

El arte de procrastinar en el nuevo año

He hecho de esto de procrastinar todo un arte y con los propósitos del nuevo año, es más de lo mismo, Cris.

Tú me mandas todas las tareas para ir cambiando, poco a poco, mis hábitos más tóxicos, como el tabaco o la comida basura. Yo empiezo con muy buena intención el primer día, pero siempre me desinflo y me escaqueo al segundo o tercer día.

Siempre encuentro la rendija, la excusa y la justificación perfecta para no hacerlas. Luego vengo a las sesiones sintiéndome ansiosa y culpable por no haber sido capaz de encontrar el tiempo, el espacio y las ganas para hacer mis cositas importantes.

No sé si me siento abrumada por las tareas o me falta la energía, o me distraigo con otras moviditas o simplemente me da miedo intentarlo y fracasar.

“Carolina”, 33 años, administrativa. Tenerife.

¡Qué interesante y revelador el relato, en forma de ejercicio de autocrítica, de “Carolina”, ¿no crees?

No es la primera vez que hablamos con lo que ocurre con nuestros propósitos de año nuevo.

Al hilo del testimonio de mi paciente diamante “Carolina”, el post de hoy viene en forma de decálogo de 13 mantras para dejar de procrastinar y lograr, esta vez sí, tus propósitos de año nuevo.

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¿Qué pasa con nuestros propósitos de año nuevo y nuestra tendencia a procrastinar?

“Carolina”, tú y yo lo sabemos de sobra, porque tal y como le ocurre a mi “paciente diamante:

Cada año muchas personas, como “Carolina” se proponen alcanzar ciertas metas durante el nuevo año. Y es cierto que existen metas muy fáciles de cumplir, y otras que parecen concebidas, incluso, con la intención de no llevarlas cabo.

Estoy hablando de las metas o propósitos de año nuevo que las personas nos hacemos cada año y en las que cada año fracasamos: las dietas, el ejercicio, obtener un título académico, dejar de fumar, terminar un libro o arriesgarnos en una relación…

Son propósitos que, precisamente, tienen el propósito (valga la redundancia) de no llevarse a cabo o de postergarlos nuevamente. Pareciera que de lo que se trata en sí, es de establecer metas para no cumplirlas.

En mi práctica clínica, escucho cotidianamente cómo la terapiada diamante, como “Carolina”, sueña con lograr ciertas cosas en su vida; el tema de los vicios por ejemplo es muy clarito e ilustrativo. Quieren dejar el tabaco, o desean romper con una determinada persona o se proponen alejarse de las redes sociales para pasar más tiempo con la familia, por ejemplo.

Y la realidad es que, como le ocurre a Carolina, por alguna extraña y ajena razón no lo logramos.

Los sueños de mejorar, de ser diferentes, se convierten a corto plazo en pesadillas de culpa y ansiedad que pueden acorralarnos, al no poder dejar de pensar en la meta ni poder dejar de hacer lo que venimos haciendo desde tiempo atrás, o sea, no cambiar, no movernos.

En el fondo, este fenómeno tan normalizado puede ser una de las características primordiales de la neurosis actual: la postergación del deseo y del compromiso.

Qué es eso de procrastinar

“Carolina”, tú y yo lo sabemos de sobra, porque tal y como le ocurre a mi “paciente diamante:

La procrastinación, la postergación o la posposición es la acción o hábito de retrasar las actividades o situaciones que deberíamos atender, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables por miedo o pereza para afrontarlas.

¿Sabías que, aproximadamente, una de cuatro personas es procrastinadora crónica?

Hoy en día se considera este perverso arte de la postergación o de procrastinación como un fenómeno social, donde en efecto, aplazamos o postergamos lo que tenemos como meta realizar y alargamos los tiempos en relación a los compromisos que tiene en puerta.

Como siempre te digo, no todo está perdido en este comienzo de año y siempre hay esperanza a la deriva de la procrastinación.

Las causas de la procrastinación pueden ser muchas, pero hoy quiero proponerte algo práctico: una pequeña estrategia para vencer la temida procrastinación.

Estamos despidiéndonos de las fiestas navideñas, y, a modo de inyección recordatorio, como la tercera vacuna contra el coronavirus, tengo para ti cuatro mantras de psicología para que puedas comenzar tu nuevo año por todo lo alto…

Déjame darte un empujoncito extra para que logres aproximarte al puerto de bienestar y de poderío que deseas y mereces.


Para tatuar: 13 mantras de psicología para que dejes de procrastinar y de parapetarte en la excusa del “No puedo hacerlo”.

2022… Hora de reemplazar el victimista “No puedo hacerlo” por el: “Mordisquito a mordisquito, estoy probando nuevos intentos de solución”. Te animo a seguir, paso a paso, el siguiente decálogo anti-procrastinación:

  1. Establece con claridad y honestidad tus objetivos

Anclándote en tus valores, pregúntate con honestidad qué es lo que quieres y para qué lo quieres. Cuanto más detallado y específico sea tu objetivo, en cada una de las 6 parcelas de tu vida (trabajo o estudios / pareja / ocio o amigos / familia / economía / salud), muchísimo mejor.

  1. Visualízate ya con tu meta cumplida

Cierra tus ojos e intenta imaginarte con ese objetivo alcanzado. Procura observar todos los detalles: ¿qué ves?, ¿qué sientes, ¿qué oyes?, ¿dónde te encuentras?

Con ese estado de claridad en tu mente, ¿qué nuevos intentos de solución puedes probar a partir de ahora para acercarte a tu “escenario milagro”?

  1. AHORA es el mejor momento para comenzar y pasar a la acción

Tu tiempo es finito, así que si quieres dejar de procrastinar, sal del sobreanálisis y prueba nuevos intentos de solución aquí y ahora.

¿Cuándo sería un buen momento para empezar? La respuesta podría ser… AHORA.

 

Si esperamos hasta que estemos preparados, esperaremos el resto de nuestras vidas… Lemony Snicket.

Porque nunca estaremos preparadas para amar, perder, ganar, recibir… quizá, de hecho, nunca nos preparamos para vivir, todo llega y y así VIVIMOS, sin manual de instrucciones, ¿no crees?

Mientras te escribo esto, no puedo evitar recordar una escena de la película «Big Fish»…

Y yo desde hoy te invito a que…

No llegues tarde cuando las oportunidades y los objetivos dependen de ti.

El mundo está lleno de oportunidades para ti. Muchas veces no las ves porque estás más atenta a la negatividad, al rencor, a quien te ofendió, a los malos rollos, a tus miedos.

Déjame recordarte que…

No tienes capacidad de atención para atender todo lo negativo y lo positivo de una vez.

O estás a setas o estás a Rolex, como decía el chiste. 😎 O te pones las gafas de abeja, apreciando la belleza y el néctar, o te pones las de mosca buscando la “caquita”. 

Y en otras ocasiones, tú sabes que no aprovechas las oportunidades, no porque no las veas, sino porque no te atreves.

No encuentras ese famoso momento perfecto del que siempre te hablo y que, en realidad, no existe.

Lo sabes de sobra: te falta seguridad y vas sobrada de miedo al fracaso.

Y nunca sabrás si fracasarás o no, si no lo intentas.

En esta escena de Big Fish, Eduard Bloom parece que llegaba tarde al amor de su vida.

Tú no puedes permitirte el lujo de llegar tarde al amor, el trabajo, el viaje, el proyecto de tu vida. A pesar de que haya muchos amores, trabajos, viajes y proyectos de tu vida en tu vida.

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  1. Haz previsión de respuesta y planifica tu rutinita con antelación

Al hilo de lo anterior, planifica tu día de manera que no te agobie todo lo que vas a realizar.

Eso sí, no te pases de optimismo iluso sobrecargando tu agenda de responsabilidades y fuegos a apagar. Deja aparcado tu látigo de superheroína.

Antes de irte a dormir o a primera hora de la mañana, establece y escribe tu lista de tareas para ese día.

Planifica también tiempos estimados para cada actividad e incluye momentos de descanso. Así vas a visualizar tu día como algo agradable y no estresante.

  1. Decídete y pasa la acción actuando de la manera que quieras sentirte.

Recuerda que no necesitas sentirte bien para decidir o actuar. Te sentirás mejor después de decidir y actuar, aunque al principio lo hagas sin ganas.

La motivación, en forma de gasolina para lograr tus metas, puede llegar después, pero tú no pierdas de vista tu faro y tu brújula (tus metas y tus valores de partida).

  1. Desglosa tu meta en pequeñas tareas fáciles de cumplir: “a mordisquitos todo será más abarcable”

Divide el objetivo principal en pequeñas tareas con un orden claro. Establece fechas, plazos y procura ir despacio, paso a paso, con dos lemas muy claritos:

  • “Lo que empiezo, lo acabo”.

  • “Lo que hago, lo hago con excelencia y consciencia: con la mente donde tengo el cuerpo”.

  1. “Cómete el sapo lo primero” y realiza las tareas más tediosas en primer lugar

Para apagar la alarma de “tareas pendientes” y evitar todo tipo de excusas y justificaciones, es importante “deshacernos” de los “sapos” cuanto antes, para no tenerlos rondando non-stop en nuestra mente.

Ya a continuación podremos recrearnos y ocuparnos con tranquilidad de lo que más nos apetece.

  1. Póntelo más fácil descubriendo tus “horas felices” y planificando mejor tus ritmos y actividades

Si algo sabemos es que no todas somos igual de productivas a cualquier hora del día.

Las personas con tensión baja como yo, por ejemplo, podemos tener más dificultades para concentrarnos y fluir a primera hora de la mañana. Y tendemos a rendir más en horario de tarde o noche.

Conocer, por tanto, tus ritmos circadianos y tus mejores horas de rendimiento es clave para planificar las actividades más importantes en esos momentos.

  1. Simplifica y acota tu número de opciones y alternativas.

Más no siempre es mejor, y ya te lo recordaba Barry Schwartz en su charla TED sobre la paradoja de elegir…

Una cantidad excesiva de opciones o alternativas (de prendas de ropa, de platos para cocinar o de puestos de trabajo a los que postularnos) puede resultar en indecisión, inacción, incapacidad para elegir y, por supuesto, procrastinación.

Fijar límites te ayudará, por tanto, a superar la paradoja y el bloqueo de la elección, así que póntelo fácil para dejar de procrastinar.

  1. Enfócate en acabar las tareas. Ánclate al lema: “Lo que empiezo, lo termino”.

Ya rescatábamos la premisa de este lema en el mantra número 6, porque sabemos de sobra que hacer y terminar no son sinónimos.

De hecho, hacer es un término muy escurridizo. Podemos ponernos a hacer el informe y tardar 4 días en hacerlo, porque hemos estado realizando otras actividades mientras tanto.

No obstante, si algo tiene que estar terminado hoy, no nos quedará más remedio que poner todo nuestro foco en ello.

Ánclate, por tanto, a este lema para cerrar todo lo que empiezas sin marear la perdiz y perder gasolina por el camino.

  1. Tira de Técnica Pomodoro y divide tu tiempo en pequeñas porciones

No es fácil mantener nuestra atención en algo por mucho tiempo, así que, siguiendo la Técnica Pomodoro, te animo a trabajar en pequeñas porciones de tiempo.

Los períodos de 20 minutos son ideales para concentrarnos en algo al 100%. Después de esos lapsos de tiempo, regálate unos 5-10 minutos de descanso.

Puedes poner alarmas en tu móvil u ordenador. O, si lo prefieres, apóyate en alguna aplicación para medir el tiempo que le dedicas a cada tarea, por ejemplo, Marinara Timer.

  1. Minimiza o elimina las distracciones y “ladrones de tiempo”

Te invito a desactivar todo aquello que te puede distraer de tu tarea.

Por ejemplo, si tienes la tentación de ver tus redes sociales en aquellos momentos en los que estás estancada, puedes bloquear las redes sociales temporalmente gracias a aplicaciones y plugins que puedes encontrar online.

Aquí tienes un recordatorio para cumplir mejor tu objetivo: “Las mejores apps para mejorar tu bienestar y tu vida”.

En cuanto a tu teléfono móvil, prueba a apagar el sonido, ponerlo en modo avión y alejarlo de tu vista, para que no te distraiga en momentos de tarea o concentración.

  1. Celebra tus mini-logros y prémiate porque el éxito genera más éxito.

Comenzar completando una pequeña tarea, como un minuto de ejercicio hoy, provocará un círculo virtuoso de 2 minutos de ejercicio mañana, 3 minutos al día siguiente…

Y, por último, pero no menos importante, a la hora de motivarnos y perseverar es bueno tener presente que, al final de esa tarea que tanto nos cuesta realizar nos espera un premio o refuerzo positivo.

Puede ser ese café o esa onza de chocolate, la charla con nuestra amiga diamante, 15 minutos en nuestra red social preferida, un ratico acotado en nuestro canal favorito en Youtube.

Y, si se trata ya del final de tu jornada laboral, ir a sudar el jamón al gimnasio, ver tu serie favorita, etc.

Recuerda que, mantener en mente una recompensa es muy positivo y nos inspira a trabajar de manera más eficaz y productiva en una espiral positiva de logros y éxitos encadenados.

 

Y aquí termina el recopilatorio de claves o mantras para comenzar tu nuevo año alejando de tu vida el feo arte de procrastinar.

Ya lo sabes…

¿Cuándo sería un buen momento para empezar con tus propósitos de año nuevo? Una vez más, la respuesta puede ser… AHORA.

Un fuerte abrazo desde el paraíso canario.

Cris.

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Cris. Decideteycambia.

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Soy Cristina Centeno, psicóloga y ahora «acanariada» feliz. Te muestro claves de psicología y coaching que te ayudarán a soltar lastres, a zambullirte con humor y confianza en la incertidumbre, a liberarte de tus miedos y tu apatía, a tener más claridad, firmeza y autenticidad a la hora de decidir y cambiar.

 

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