¿Por qué crees que deberías avivar el fuego interno de tu curiosidad para ser más feliz? 🙂
“El aburrimiento se cura con curiosidad. La curiosidad no se cura con nada.” Dorothy Parker
Si hoy tienes un mal día y te notas un poco “nube negra”, probablemente, es porque tienes el depósito de curiosidad bajo mínimos y te has cerrado a la novedad.
¿Cuántas veces has escuchado lo de “sal de tu zona de comodidad” y ábrete a lo nuevo?
Si te han repetido esta cantinela miles de veces es porque tu curiosidad está relacionada directamente con tu estado de ánimo y tu bienestar, así de claro.
Tal vez, por tu equipación de serie, ya seas un navegante emocional curioso y tengas hambre de experiencias y aprendizajes nuevos. En este caso, ¡estás de enhorabuena! ¡Déjame demostrártelo!
La curiosidad es una condición vigorizante que te activa, te pone las pilas y te moviliza para acerarte a tus objetivos.
Cuanto más examinan los expertos la curiosidad, más evidencia encuentran para sugerir que la curiosidad es la salsa secreta para que todos tengamos una vida feliz y plena.
De hecho, Todd Kashdan, profesor de psicología de la universidad George Mason y autor de Curious?, ha compartido recientemente que las cosas fundamentales que las personas tendemos a desear en nuestra vida (relaciones sociales sólidas, felicidad y logro de objetivos) están muy relacionadas con la curiosidad.
¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo, entonces!
Tabla de contenidos
El concepto curiosidad. ¿Qué significa exactamente ser curioso?
Si nos ceñimos a la definición típica del diccionario…
La curiosidad es simplemente un deseo de buscar nuevos conocimientos o experiencias. No se debe a un mero deseo de cotillear, sino que se mueve por el deseo de acumular información.
- La curiosidad rasgo es una tendencia general.
- La curiosidad estado tiene que ver con un momento inmediato en particular.
Muy bien. Esta definición podría ser un punto de partida útil, pero la curiosidad también implica nuestra voluntad de comprometernos con conceptos o tareas complejas, desconocidas y desafiantes.
Kashdan ha facilitado el desarrollo de dos modelos científicos ampliamente utilizados para medir la curiosidad. El más nuevo de estos modelos divide la curiosidad en cinco categorías o «dimensiones» diferentes. Déjame compartir contigo muy brevemente el sentido de estas cinco categorías.
Las dimensiones de nuestra curiosidad
- La primera categoría, según el trabajo de Kashdan, es «la exploración gozosa«, y se ajusta a la definición clásica de curiosidad del diccionario.
- La segunda y tercera dimensiones tienen que ver con el nivel de enfoque y el compromiso de una persona cuando se enfrenta a la incertidumbre que genera la novedad.
Cuando exploras un nuevo terreno, ya sea cuando asistes por primera vez a un curso de idiomas o una actividad deportiva nueva, o cuando te vistes para una cena con una persona nueva, lo normal es que te asalten ligeras (o moderadas) sensaciones de estrés, miedo y ansiedad.
¿Cómo valoras tú este tipo de estados nuevos y algo estresantes: como negativos e insoportables o bien como positivos y energizantes?
Las personas curiosas, por ejemplo, no se desaniman fácilmente por estas situaciones novedosas y estresantes. En otras palabras, ellos muestran más resistencia o «determinación» al explorar nuevos conceptos o escenarios, y suelen albergar pensamientos más optimistas con un patrón psicológico de “vencedores por adelantados”.
*Imagen de ElisaRiva en Pixabay
- La cuarta dimensión, según Kashdan, es la búsqueda de emociones (aventuras emocionantes): la disposición a asumir riesgos financieros, sociales o personales en busca de nuevas experiencias. Esta búsqueda de emociones puede tomar la forma de deportes extremos, experimentar con sustancias psicodélicas o emprender una nueva empresa.
- La quinta y última dimensión es la «curiosidad social«, centrada en descubrir mejor los puntos de vista, las opiniones y los “cofrecitos” de otras personas.
Según Kashdan, las personas que obtienen una puntuación alta en la mayoría de estos cinco parámetros de curiosidad entran en estado de “flow”, o de flujo, con frecuencia y suelen sobrevolar con éxito las preguntas de su estado de felicidad o satisfacción.
Por otra parte, cuando dejamos de explorar cosas nuevas e interesantes, tendemos a rumiar más y a preguntarnos si estamos felices o deprimidos, llegando a conclusiones algo pesimistas sobre nuestro bienestar actual, justificando nuestra pasividad y entrando, posiblemente, en un patrón de “perdedores por adelantado”.
Un ejemplo sobre personas ceniza frente a personas curiosas y aventureras
A modo de ejemplo, podemos enfocar una posible fiesta con curiosidad, confianza y apertura a lo nuevo o bien desde la negatividad, la suspicacia y la pasividad, alimentando argumentos de este tipo…
- Persona ceniza (con cariño 😉): ¿Para qué voy a ir a esa fiesta si no conozco a nadie? Seguro que hay un montón de gente estirada, aburrida, desagradable, etc. Terminaré aburriéndome o pasando un mal rato pensando que estaría más cómodo en mi sofá. Ya lo estoy viendo… me pondrán una música horrenda, servirán alcohol de garrafón y comida basura, y todo será una gran pérdida de tiempo.
Este es un mensaje propio de una persona que se suele dar como “perdedora por adelantado” ante cambios y situaciones nuevas.
En una especie de debate o confrontación, la persona más aventurera o abierta a la curiosidad podría contraargumentar a nuestra “persona ceniza” algo así:
Persona curiosa: Desde luego, en tu sofá podrás estar más cómodo y calentito, ¡y también más aburrido! ¡En tu sofacito solo pasan cosas previsibles y ahí no hay ningún margen para la sorpresa y el aprendizaje! ¡Cuando yo planeo salir y hacer algo nuevo, siento un hormigueo por dentro y suelo pensar que no tengo nada que perder! ¡Me pongo a salivar pensando en música, gente, comida y bebida estupendas!
Este es un mensaje propio de una persona que se suele dar como “ganadora por adelantado” ante cambios y situaciones nuevas.
¿Aprecias la diferencia? ¿Qué tipo de persona disfrutará más de las fiestas, las aventuras y las novedades en general? ¿Con qué tipo de discurso te identificas más tú?
*Imagen de bridgesward en Pixabay
De todo esto creo que los navegantes emocionales o expatriados (expats.) tal vez sabemos un poquito, ¿no crees? Desde aprender un idioma nuevo, hasta hacer la compra en el supermercado, ir a una entrevista de trabajo, contestar una llamada telefónica, pedirle sal a la vecina, quitarte los zapatos al entrar a la casa de tu anfitrión alemán, etc., por mencionar sólo algunos ejemplos típicos de apertura forzada a la novedad socio-cultural.
Los expatriados o navegantes emocionales tenemos que hacer un esfuerzo extra por cultivar estas dimensiones de la curiosidad y afrontar novedades y retos cada día en un proceso de adaptación, elección, cambio y acomodación que parece no terminar nunca.
Dime qué nivel de curiosidad tienes y te diré qué edad tienes.
¿Crees que la curiosidad tiene edad? ¿Tal vez has perdido curiosidad y apertura según ibas cumpliendo años? ¡No dejes que se apague tu llama de la curiosidad!
Si pasas el tiempo suficiente con niños descubrirás que sus mentes jóvenes están impulsadas por la curiosidad. Un niño promedio probablemente hace más preguntas en 10 minutos que el adulto promedio en 10 días. Por mucho que puedan saturarnos las preguntitas, los niños son la curiosidad personificada.
Aprendamos de los expertos en materia de curiosidad: ¡los niños!
A medida que las personas nos hacemos mayores, nuestras reservas de curiosidad tienden a agotarse. Los estudios han encontrado que, en promedio, la apertura de una persona a nuevas experiencias y nuevas sensaciones disminuye constantemente con la edad. Mucho cuidado! Por aquí puede colarse la temida apatía!
Si bien muchos adultos mayores nos resistimos y nos oponemos a estas tristes tendencias, es cierto que muchos de nosotros (y tal vez en tierras alemanas, un poco más), por momentos, podemos estrechar nuestras mentes, aferrarnos a nuestras rutinas, a nuestras opiniones desgastadas por el tiempo y cerrarnos a todo lo que parezca novedoso en nuestro ecosistema.
- ¿Crees que estás de vuelta de todo y que ya lo tienes todo visto, o crees que aún te quedan aventuras fascinantes por vivir? ¡Tú decides!
Durante años, los investigadores de salud mental han estudiado este descenso en la curiosidad relacionada con nuestra edad. También han apreciado que los altos niveles de curiosidad a menudo se correlacionan con niveles más altos de salud mental, motivación y vigor, en general.
Llegados a este punto, hablemos un poco más de esta correlación positiva entre nuestra curiosidad y nuestro bienestar psicológico.
¿Cómo se relaciona tu curiosidad con tu estabilidad emocional y tu bienestar general?
Es evidente que nuestra disposición a ser curiosos fluctúa de un día para otro, y esto es lo algo natural. Simplemente, no podemos, y no siempre queremos, estar en el mismo punto de apertura hacia el mundo exterior.
Por mil motivos, y, especialmente durante los días de invierno, podemos sentirnos más cansados, más tristes, más cerrados en general. Hay épocas de hibernación en las que parece que cerramos nuestras fronteras y que nuestro cuerpo nos pide aislarnos y quedarnos en la cueva por un tiempo. Esto es algo que nos pasa a todos, y más a los que tenemos las placas solares instaladas en la cabeza y habitamos tierras rudas como Alemania.
Un equipo de investigación de Filadelfia y Washington, dirigido por David Lydon-Staley, ha investigado cómo estas fluctuaciones en nuestra curiosidad interactúan con nuestro estado mental.
Creo que ya sabes lo útiles que me parecen los diarios para nuestro proceso de liderazgo personal. En el estudio de David Lydon-Staley, 167 participantes (principalmente mujeres) con edades comprendidas entre 18 y 65 años escribieron sus anotaciones en un diario en línea (una App tipo Journey), todas las noches durante tres semanas.
En su diario, todas estas personas escribían cómo se habían sentido de curiosos/as durante ese día, por ejemplo, usando mensajitos como: «Hoy estuve buscando cosas o experiencias nuevas en diferentes lugares y momentos». También registraron qué variaciones habían notado en su estado de ánimo y su nivel de actividad física del día.
Al final resultó que, cuando los sujetos de la prueba se encontraban en días con el depósito de curiosidad muy bajito, se sentían también más deprimidos. Este resultado coincidiría con la tesis de la psicóloga Barbara Fredrickson que confirma que cuando estamos deprimidos, reducimos nuestro foco y nos centramos más y más en nuestra situación actual.
Ya sabes… Al estar de bajón en nuestra “cuevita”, se limitan las posibilidades de obtener gratificación, tendemos a hacer zoom en lo negativo y a ver nuestra vida en blanco y negro; en lugar de abrirnos y relacionarnos con el mundo exterior. ¡La pescadilla que se muerde la cola una vez más, vaya!
Además, estos investigadores hicieron un descubrimiento curioso: las personas más propensas a la depresión dependen menos de su curiosidad general que de la estabilidad de esta actitud.
Normalmente las personas que tienen un nivel estable y alto de curiosidad generalmente están de buen humor.
Sin embargo, los que son propensos a la depresión fluctúan mucho más de un día a otro. En los días malos, es posible que estas personas no puedan mirar hacia afuera, al mundo y a otras personas, por lo que pierden la oportunidad, que podrían disfrutar con esta apertura, de aligerar sus mentes y su pesadumbre emocional.
¿Existe una manera de optimizar esta relación entre curiosidad, estabilidad y bienestar? ¡Por supuesto!
Curiosidad y felicidad… un bonito binomio
Ahora ya sabemos que la curiosidad se asienta en nuestra búsqueda de la novedad y en nuestro deseo de ampliar nuestro conocimiento.
Dicho esto, todo apunta a que la relación entre curiosidad y felicidad es bidireccional, y ambas facetas se alimentan mutuamente.
La curiosidad es una de las fortalezas personales que estudia la psicología positiva. Esta es una habilidad fundamental que puede servirte de aliada, tanto a nivel personal como profesional, y que, por supuesto, puedes aprender a desarrollarla.
Un estudio de 2019 en el Journal of Personality descubrió que los días en los que experimentamos emociones positivas como alegría y gratitud, también tendemos a mostrar más curiosidad que en aquellos días en los que no somos tan felices.
Este tipo de descubrimientos ha llevado a algunos investigadores a plantear la hipótesis de que las emociones positivas pueden existir, en parte, para ayudar a fomentar la curiosidad y la exploración fructífera que fomenta.
Existe la teoría de» ampliar y construir «que afirma que las emociones positivas tienen muchas funciones, y una de ellas es lograr que nos involucremos en actividades que normalmente no haríamos.
Si aguantas un poco más y trabajas tu músculo a la incomodidad inicial, tú mismo comprobarás que la ansiedad de los comienzos es manejable y que, incluso, puede llegar a ser agradable y estimulante, ayudándote a rendir más y mejor.
Puede haber seguridad y protección en lo conocido y lo familiar. Pero hay evidencia sobrada de que la curiosidad y las experiencias novedosas que la nutren pueden allanar nuestro camino hacia una vida más significativa y satisfactoria.
¡Decídete ya y ábrete a lo nuevo para cambiar y ser más feliz!
¿Aún necesitas más motivos para avivar el fuego interno de tu curiosidad?
¡Nos sobran los motivos para afirmar que la curiosidad es el secreto para una vida feliz!
Está comprobado que abrirte a la experiencia y comprometerte con lo desconocido puede mantener tu mente y tu cuerpo en forma. Sentir curiosidad te empodera y aumenta tu capacidad para lidiar con lo nuevo, lo complejo, lo desafiante. Todo cosas buenas, ¿no te parece?
Beneficios de la curiosidad
Si eres curioso estás de enhorabuena por diferentes motivos…
*Imagen de Stefan Keller en Pixabay
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Curiosidad y satisfacción
Las personas curiosas muestran niveles más altos de satisfacción en sus vidas. Suelen tener más facilidad para encontrarle mayor sentido a su vida, conviven mejor con la incertidumbre y se relacionan mejor con la gente.
Las personas curiosas suelen estar rodeadas de nuevas actividades y estímulos, por lo que se ven recompensadas a largo plazo, ya que están constantemente asombrándose con lo novedoso. Sin duda, esta capacidad de asombro positivo genera gran satisfacción.
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Curiosidad y salud
También se sabe que la curiosidad también incide en nuestra salud. En 1996, se publicó un estudio en la revista Psychology and aging. Más de 1.000 adultos mayores, que estuvieron bajo 5 años en observación participaron en este estudio. Los resultados demostraron que las personas más curiosas tenían un mayor promedio de vida: tendían a vivir más tiempo que los individuos menos curiosos.
Al hilo de lo anterior, un artículo de 2018 de la revista Neuroscience & Biobehavioral Reviews encontró evidencia de que mantener la curiosidad en la vejez nos protege contra el deterioro cognitivo y físico. Comparativamente, las personas mayores que obtienen una puntuación mayor de curiosidad tienden a obtener mejores resultados en las pruebas de memoria y de funcionamiento cognitivo general.
Los autores de ese estudio señalan que la curiosidad activa las áreas de nuestro cerebro que están involucradas en otros procesos cognitivos de alto nivel. Con el tiempo, esta mayor activación podría ayudarnos a explicar algunos de los beneficios cerebrales de la curiosidad.
En el ámbito de las relaciones sociales, las personas con mayores niveles de curiosidad generalmente tienen un mayor éxito, ya que demuestran mayor interés y apertura para conocer personas nuevas y saben mantener también este interés por personas ya conocidas, a las que quieren seguir conociendo más. Así mismo, resulta más fácil relacionarse con personas muy curiosas, ya que hacen preguntas, escuchan activamente y se interesan más en las interacciones con los demás.
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Curiosidad y éxito académico
La curiosidad está, naturalmente, muy relacionada también con el éxito académico, entendido como sed de aprendizaje y de conocimientos nuevos. La curiosidad nos motiva a aumentar nuestra cultura mediante nuevos datos y nos ayuda a aumentar el rendimiento académico.
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Curiosidad, plenitud y felicidad
- Otro de los beneficios de tener una personalidad curiosa, es que tienes más posibilidades de lograr una vida más plena y feliz. Las personas curiosas disfrutan más las experiencias, tienen mayor capacidad de apertura a éstas y de sorprenderse constantemente. Así mismo, la mayor capacidad para relacionarse y estrechar vínculos también refuerza la positiva influencia de la curiosidad en nuestra vida, allanando el terreno de nuestra felicidad.
La investigación ha encontrado, tanto en personas jóvenes como mayores, que niveles altos y consistentes de curiosidad se relacionan con nuestro bienestar mental y nuestra satisfacción con la vida. Las personas curiosas también parecen llevar puesto un “chubasquero protector” frente a la depresión 😉.
Llegados a este punto lo más importante es que sepas que la curiosidad es algo que puedes desarrollar y que puedes expresar de muy diversas maneras. Así que sea cual sea tu línea base, puedes ejercitar tu sentido innato de la curiosidad. Incrementar la curiosidad dependerá siempre de tu motivación… de ese fueguito interno que está en la base de la mayoría de tus elecciones y tus acciones.
¿Quieres saber cómo estimular esta curiosidad para lograr una vida más feliz? No te pierdas mi artículo: Nueve ingredientes básicos para estimular tu curiosidad y ser más feliz.
Y hasta aquí hemos llegado por hoy. Te animo a que compartas este artículo, si conoces a alguien a quien le pueda ayudar, o porque simplemente te ha gustado.
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Como siempre, muchas gracias por acompañarme en la navegación y por abrirte a la novedad dedicándome unos minutitos.
Un abrazo,
Cris #decideteycambia .
*Imagen principal de PublicDomainPictures en Pixabay
Soy Cristina Centeno, psicóloga y «acanariada» feliz. Te muestro claves de psicología y coaching que te ayudarán a soltar lastres, a zambullirte con humor y confianza en la incertidumbre, a liberarte de tus miedos y tu apatía, a tener más claridad, firmeza y autenticidad a la hora de decidir y cambiar y, sobre todo, a liderar la vida que realmente quieres y mereces. |