… Aprende a distinguir una tempestad pasajera de una crisis definitiva en tu pareja.
¿El confinamiento le ha pasado factura a tu relación y atraviesas una crisis de pareja?
¡Hola de nuevo! ¿Cómo estás afrontando la desescalada del confinamiento?
Hemos tenido varias semanitas para ponernos una oreja por dentro y mantener muchas conversaciones pendientes con nosotros mismos.
De hecho, tal vez has dedicado algún tiempo durante las semanas de cuarentena para tomar decisiones, introducir cambios en tu mapa del mundo, tu forma de cuidarte, de alimentarte, de gestionar tus emociones o
Tal vez has dedicado algún tiempo durante las semanas de cuarentena para tomar decisiones, repensar tus relaciones, introducir cambios en tu mapa del mundo o tu forma de cuidarte, de alimentarte o de gestionar tus emociones.
Es más que evidente que la crisis sanitaria ha convulsionado todas las parcelas de nuestra vida.
Esta COVID, muy especialmente, ha dejado secuelas en nuestras relaciones de pareja. Veamos juntos los puntos clave para distinguir una tempestad pasajera de una crisis definitiva con tu compañero/a sentimental.
Permíteme arrancar con algunas preguntitas para ti:
- ¿Has descubierto facetas personales o cajones nuevos en ti mismo/a y en las personas que te rodean?
- ¿Te sientes más unido/a a tu pareja? ¿O notas cierta desconexión?
- ¿Sientes que estás en la cuerda floja con tu pareja al final de la cuarentena?
- ¿Tras varios meses de intensa convivencia, sientes que tienes que reformular tu relación de pareja porque te sientes en crisis?
¿Sientes que tu pareja te gusta más, o, tal vez, que ahora te cae peor después de la cuarentena?
Ya hemos visto juntos que el aislamiento obligatorio y el distanciamiento social por el coronavirus no sólo han puesto a prueba nuestra responsabilidad individual y social; sino también nuestros recursos psíquicos y anímicos para afrontar la crisis.
El coronavirus ha cambiado las reglas del juego del mundo, tal y como lo conocíamos hasta ahora, y uno de los terrenos en los que más estragos está causando es en el amor.
*Imagen de Kevin McIver en Pixabay
Los efectos colaterales de la crisis sanitaria en nuestras relaciones
Por el momento, en Madrid ya se ha observado una caída en picado del número de bodas, ya que se ha producido un aluvión de enlaces cancelados por el coronavirus.
Una realidad a la que hay que sumar el aumento masivo del número de divorcios, al igual que está sucediendo en China durante el aislamiento por coronavirus.
Según el periódico Global Times, la ciudad china de Xi’an ha visto un número récord de solicitudes de divorcio exprés en las últimas semanas.
De hecho, a raíz del confinamiento por el estado de alarma, la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) ha detectado un aumento tanto de las consultas para depararse o divorciarse, como de las peticiones para rebajar pensiones de alimentos de hijos por la pérdida de ingresos.
Ya te comentaba, en un post veraniego, que, después de los periodos en los que las parejas conviven más tiempo (vacaciones de verano, Navidad o Semana Santa), se suele producir un repunte importante de las rupturas.
Puede que pienses que el coronavirus no guarda mucha relación con los tiempos vacacionales, pero esta convivencia intensa e ininterrumpida, durante más de dos meses, también pasa factura a las parejas, sacando a la superficie conflictos que permanecían agazapados o escondidos en nuestra pareja.
El famoso dilema: ¿Coronababy o Coronadivorcio?
¡Puede parecer un chiste, pero no es sólo un chiste 😉!
Esta crisis sanitaria y los retos del estado de alarma pueden llevarnos a un claro aumento población del mundo en 9 o 10 meses, o pueden llevarnos a un repunte significativo de las rupturas de pareja.
Tal y como me han transmitido muchos pacientes, la situación de cuarentena y desescalada han puesto a prueba los pilares de la relación, provocando, en muchas ocasiones, “choques de trenes” o tensiones domésticas inmanejables que acaben en rupturas.
La pregunta que debemos formularnos aquí es:
¿Realmente el confinamiento provoca rupturas o sólo acentúa lo que antes no estaba funcionando?
Antes de hacerte un spoiler, te invito, aprovechando estos tiempos de desescalada, a que desgranemos juntos la respuesta a este interrogante, para pasarle la ITV o ponerle el termómetro a nuestra relación y descubrir qué hay detrás de nuestra crisis de pareja. De esta manera descubriremos si nuestro vínculo necesita unas vitaminas extra o está en la UCI sentimental.
Nuestras expectativas iniciales vs la cruda realidad de la cuarentena en pareja
Quiero que aprovechemos este ratito para tomarle la temperatura a nuestra relación de pareja y valorar cómo se ha adaptado y ha evolucionado con la crisis sanitaria.
Es tiempo de barbecho: es la ocasión perfecta para realizar un viaje al corazón.
Si me permites ponerle una chispa de humor a este drama sanitario, podemos decir que el comienzo de la convivencia “confitada” pudo tener casi, casi tintes románticos. La declaración de alarma coincidía con la premisa poco opcional de pasar en pareja unas semanitas de intimidad en casa, sin posibilidad de hacer planes con otros familiares o amigos.
Parecía el momento perfecto para volver a conectar, para avivar esa llama que, a veces, peligra con el ritmo de la costumbre y el encaje de bolillos de responsabilidades y compromisos.
En nuestra cabecita, la teoría de convivencia intensa de “confitamiento” sonaba, incluso, bien. 🙄
Tal vez te imaginabas asistiendo a esas clases virtuales de baile vía YouTube desde el salón.
Puede que te visualizaras escogiendo a medias una canción y recordándola, desde ese momento, y cada vez que sonara, como vuestro temazo de “cuarentena de miel”.
*Imagen de Jerzy Górecki en Pixabay
Y, al final, ¡golpe de realidad!
¿Ha podido afectar el confinamiento a nuestra relación de pareja?
La respuesta es SÍ. Nuestra pareja se ha podido ver afectada de distintos modos, aunque no siempre de forma negativa.
Si bien, en teoría, elegimos a la pareja para compartir (toda o una parte) nuestra vida; también, en teoría, esa vida implica trabajar, salir de tapas con nuestros amigos y, en definitiva, hacer planes que no siempre incluyen a esa única persona dentro de un mismo domicilio.
No obstante, el coronavirus cambió radicalmente nuestras rutinas y estructuras vitales, y muchas parejas se han visto obligadas a pasar día y noche encerradas en sus casas durante (como mínimo) un par de meses, sin ver a nadie más.
De un momento a otro, movilizados por las circunstancias del aislamiento forzado, y no por un deseo de verse más, la pareja ha tenido mucho más tiempo común.
Incluso en situaciones de amor y cuidado mutuo es posible agotar la paciencia.
¡Vamos a permitírnoslo y usar la vía del humor para relativizar “los malos días en pareja”!
Hace dos meses se viralizó el tuit: “Quinto día de cuarentena. Mi marido me dijo: “Pongamos horarios para hablarnos”. 😛
Por WhatsApp estuvo circulando también un texto que invitaba a los solteros y divorciados a aplaudir en sus balcones a una hora concreta para “reconocer el esfuerzo que están haciendo los casados”. 😆
Bromas aparte, en este escenario de “convivencia intensa”…
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Pueden aumentar las situaciones de conflicto, que ya veníamos arrastrando en el tiempo…
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Pero también puede ser un tiempo de mayor intimidad.
Lo que ya estaba antes, se agudiza…
Al hilo de lo anterior, cuando las parejas disponen de más tiempo en común, lo único que sucede es que agudizan su postura inicial:
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Si tenemos una relación sana, con buena comunicación y respeto; esta época puede ayudarnos a disfrutar del tiempo juntos, a compartir actividades y largas charlas, y a vivir momentos de ocio más limitado, pero unidos.
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Pero si en nuestra relación existía ya algún tema sin resolver o algún desencuentro, seguramente eso saldrá a la luz en estos días que compartimos más tiempo juntos.
Algunos de mis pacientes comparten, durante nuestras sesiones, que su relación de pareja ya era tensa, conflictiva, fría, gris, insatisfactoria o, incluso, agresiva antes de la crisis sanitaria.
¿Qué evolución podríamos esperar de este tipo de relación conflictiva durante la cuarentena?
¿Con qué discurso te identificas más: con las palabras de mi paciente “Julia” o con las conclusiones de “Ana?
*Imagen de Felix Heidrich en Pixabay
Al hilo de algunas de las consultas que he recibido en los últimos días, existe un grupo de personas y parejas que, tal vez, antes de la crisis sanitaria no se habían planteado romper y, aun así, eran conscientes de lo que hacía aguas.
El discurso de “Julia”
Fíjate en el mensaje que mi paciente “Julia” compartía conmigo hace unos días:
“Yo ya sabía que mi relación no me llenaba y no terminaba de avanzar. Estábamos instalados en una rutina en la que “fichábamos” compartiendo responsabilidades como un equipo, pero no teníamos entusiasmo ni tiempos de calidad. Nos dábamos los buenos días de manera insulsa, compartíamos al salto un beso frío por cumplir.
Estas muestras de afecto por compromiso, estas rutinas y las conversaciones, sobre tareas domésticas, suegras, extraescolares de los niños y facturas que pagar, me dejaban el mismo poso que el de un café aguado. Ya eran habituales las crispaciones, tiranteces, “dardos envenenados”. Estábamos instalados en una especie de “guerra fría” en la que yo ya fantaseaba con otro tipo de vidas y de parejas.
Yo creo que nuestra pareja ya estaba bastante marchita o herida de muerte antes de la cuarentena, pero antes nos veíamos tres horas al día. Teníamos nuestros trabajos y amigos como válvula de escape y todo era más llevadero… ¡Durante semanas de convivencia intensa y forzada no tenemos escapatoria!
¿Te resuenan las palabras de “Julia”?
El discurso de “Ana”
Así mismo, y por darle un toque de optimismo a este escenario, algunas de estas parejas que arrastraban problemas de relación hace unos meses, finalizada la cuarentena y la crisis sanitaria logran mantenerse a flote. Mi paciente “Ana” así me lo hacía saber:
“Yo sabía que estaba en la cuerda floja con mi chico, pero no tenía claro si era otra crisis de pareja más o era el indicador de una brecha más irreversible. De repente, he cambiado el foco de atención, he aprendido a mirar a mi pareja con otros ojos más empáticos y creativos, redescubriendo a la persona de la que me enamoré. Esto ha sido una sorpresa muy positiva”.
¿El problema es un exceso de tiempo compartido o una mayor conciencia de los problemas de pareja?
No es el tiempo que pasamos juntos provocado por el aislamiento en sí lo que produce el deterioro en las relaciones o rupturas. En realidad, lo que sucede con ese tiempo, es que aumenta nuestra conciencia de los problemas en la pareja que ya estaban latentes.
*Imagen de Pezibear en Pixabay
Sin bola de cristal es muy complicado hacer pronósticos, pero me temo que, si nuestro vínculo ya estaba marchito antes de que el coronavirus irrumpiera en nuestros hogares, ahora tendremos más datos recopilados y más claridad para afrontar una decisión y un cambio.
Si la relación ya estaba herida de muerte, lo más probable es que, una vez finalizado el confinamiento, estas parejas, que ya estaban en la cuerda floja antes, terminen rompiendo definitivamente.
La lectura positiva que podemos extraer de este tiempo de convivencia intensa es que, en las distancias cortas podemos ser más conscientes de lo que ya no funciona. Al pasarle la Itv a nuestra relación podemos extraer un mapa completo de nuestra situación actual y futura.
Algunas personas puede que le agradezcan al maldito virus la oportunidad de quitarse la venda de los ojos o de empoderarse lo suficiente para afrontar una elección y un cambio coherente.
Recuerda: El confinamiento no provoca rupturas. Solo acentúa lo que antes ya no funcionaba.
¿Qué has descubierto en estos días intensos de convivencia sobre tu relación de pareja? ¿Ahora atraviesas una crisis con tu pareja?
Las comedias románticas chocan de lleno con la realidad prosaica de la convivencia, y, de hecho, me consta que muchas parejas (como la que nos describe “Julia”) pueden caminar por la cuerda floja ahora mismo.
Que las dos personas trabajemos desde casa podría dar lugar a discusiones por el espacio. No obstante, que sólo sea un miembro el que trabaje, también podría ser motivo de tensiones. 😥
Las tareas domésticas, la logística o, incluso, dejar o no subida la tapa del wáter han podido ser perfectos campos minados durante el confinamiento… Es más, cuando acumulamos tensión, parece que cualquier excusa es buena para terminar (o empezar) la jornada discutiendo.
Para muchas parejas los aplausos de las 20 h y las broncas en cualquier otra franja horaria son y han sido el pan de cada día.
De hecho, al hilo de la pista que te daba en la introducción, el aislamiento ha propiciado más parejas al borde de la ruptura que la crisis sentimental después del verano.
Si lo que nos gustaba menos de la otra persona pasaba más desapercibido, con cada uno inmerso en su rutina, es imposible no descubrirlo estando las 24 horas juntos. Y una vez lo encontramos, no podemos hacer como si no lo hubiéramos visto, ¿verdad? 😕
¿Cómo tienes a día de hoy tu umbral de tolerancia a los conflictos, a las frustraciones y a los cajones feos de tu pareja?
Gran parte de mis pacientes me han confesado que, antes de la cuarenta, se sentían más flexibles y tolerantes con algunas situaciones, errores y conflictos de pareja.
“Marta” me decía…
Antes dejaba pasar algunas situaciones de mi pareja y ahora me he convertido en alguien más inflexible y fiscalizador con sus defectos.
Se trata de una reacción más que ajustada y normal. En escenarios de estrés podemos sentir que nuestra tolerancia es menor y que tendemos a explotar si nos tocan “el resorte” de enfado. De hecho, la poca paciencia y tolerancia pueden dar paso a la negatividad.
Aquí juega un papel importante lo que los psicólogos llamamos el efecto de negatividad: la tendencia de nuestro cerebro a responder más fuertemente a eventos y emociones negativas que a las positivas.
Por algún tipo de “fallo de fábrica en nuestro funcionamiento cerebral”, lo malo tiene más fuerza que lo bueno. Y este es un efecto que en cuarentena se ha multiplicado.
Y no solo se trata de un asunto de carácter. Es evidente que la cuarentena nos ha impactado emocionalmente, y mucho.
De hecho, diversas investigaciones han mostrado que, gran parte de las personas, presentan síntomas de estrés, cabreo, confusión o miedo, que, en algunos casos, ¡podrían llegar a acompañarnos hasta tres años!
Lógico y natural, que estos ingredientes tengan impacto claro en nuestra relación de pareja y en la intensidad y frecuencia de nuestros conflictos.
¿Tus peleas o conflictos durante esta etapa son principalmente de forma o de contenido?
*Imagen de Ryan McGuire en Pixabay
Que la conflictividad aumente cuando pasamos tanto tiempo juntos es algo más que esperable y ajustado. Es más, ante situaciones inverosímiles, inmanejables y difíciles, pueden emerger las reacciones y comportamientos más variopintos. “Guiones raros, películas raras”.
En cualquier caso, es muy distinto enfrentar el estrés y el negativismo en una relación estable que hacerlo en una relación inestable, deteriorada, tóxica, de dependencia emocional o demasiado conflictiva.
¿Ya arrastrabas una crisis de pareja antes de confinarte / confitarte con tu pareja?
En estos tiempos de convivencia extrema podemos tener el radar más activo para detectar la falta de comunicación y la intolerancia mutua, por ejemplo.
Dime cómo discutes con tu pareja y te diré si pasas la ITV…
La distinción entre conflictos de forma y de contenido/ relación es muy importante para comprender si nuestra pareja pasa la ITV de la cuarentena o nuestro vínculo peligra.
- En parejas estables suelen darse más peleas de forma. Estos conflictos tienen que ver con el reparto de responsabilidades y la sobrecarga de quién hace qué cosa. No obstante, en este tipo de discusiones no cuestionamos la relación de pareja. Aquí no se pone el vínculo en juego.
Si compartimos vínculos estables que no tienen grandes conflictos, las peleas han podido aumentar, pero nuestra tarea implica aprender a regularnos, con inteligencia emocional, y gestionarnos como un equipo.
¡¡Para superar la crisis de pareja, doble taza de paciencia y buen humor!!
- En los conflictos de contenido, sin embargo, cuestionamos los pilares o los mimbres de nuestra relación. En este tipo de enfrentamientos notamos cómo nos tambaleamos porque se nos cuela la falta de admiración hacia el otro y porque es nuestro nexo lo que se pone en juego.
Mi regla del 25% aplicada a la parcela sentimental para superar las crisis de pareja
Las que ya me conocéis, sabéis de sobra que soy fan de la regla del 25% y, en este sentido, siempre os animaré a aceptar y a convivir con ese 25% de cosas que nosotras y nuestras parejas albergamos en nuestros cajones feos (pensamientos, emociones y conductas que nos frustran, incomodan o desagradan).
Sin embargo, ¡esto nos deja un 75% de elementos positivos por los que apostar!
El problema es cuando el contenido de esos cajones oscuros se desborda, y cada vez recopilamos más pruebas de toxicidad, celos, negatividad, indiferencia o desigualdad en la relación.
Esto siempre es bandera roja y un mal signo para seguir evaluando el posible rumbo de la relación a medio y largo plazo.
¿Se ha desequilibrado tu balanza durante la cuarentena y atraviesas una crisis de pareja?
Considero que el buffet libre de la vida es demasiado rico y variado como para llenar tu plato de personas y vivencias insulsas.
Si al finalizar la cuarentena sientes que estás en la cuerda floja con tu chico o con tu chica, creo que es momento de decidir si apostar o romper. Te animo a que saques todo tu poderío para no delegar o posponer indefinidamente tu decisión y tu cambio.
Es más… La incertidumbre y la angustia de la indecisión y de las tareas inacabadas es mucho peor que cualquier elección: ¡Ya sea caminar con firmeza en una dirección de construcción o de ruptura!
Reconéctate con tus objetivos, necesidades e ilusiones, para evaluar si tu relación es viable en el medio y en el largo plazo y si se ajusta a tus valores.
En caso de descubrir que te estás saliendo tu ruta de bienestar, recalcula tu GPS y no pierdas ni un minuto más de tu valioso tiempo y energía en algo que empeorará o que no te brindará satisfacción a medio y largo plazo.
De cara al final del estado de alarma, toca decidir y cambiar
Quién nos iba a decir que solo hacía falta aislarnos en casa, en compañía de nuestra pareja, para averiguar si la relación cojeaba.
En este tipo de situaciones solemos tener tiempo de pensar, reflexionar y, quizás, de descubrir conductas y actitudes del otro que no nos gustan y que nos llevan a creer que el otro/ la otra no se ajusta a la pareja “ideal” o afín con nuestros deseos.
Puede que comprobemos que la balanza se ha desequilibrado (que hay más del 25% de cosas de nuestro/a compañero/a que nos molestan o disgustan) y que nuestra pareja ha dejado de servirnos.
*Imagen de Claudio_Scott en Pixabay
Es más, cuanto más tiempo tenemos para pensar en nuestra relación y para recopilar datos, más decisiones de cambio podemos llegar a tomar.
Este es un momento donde se está poniendo a prueba la “tela emocional” de las parejas: aquello que nos mantiene unidos, qué hay el centro y qué detectamos en los pilares de la relación que nos llevó a unirnos y configurarnos como pareja.
Si descubrimos que los pilares son endebles y que nuestros conflictos son de contenido y que atentan contra el núcleo de la relación en sí misma, no es de extrañar que muchas parejas se separen después de esta primavera Covid-19.
Si ya existían conflictos de contenido hace unos meses, el encierro puede ser el detonante de ruptura.
En definitiva, este “melocotonazo sanitario” coincide con un momento crucial para las relaciones.
Parafraseando las palabras Helen Fisher:
Este va a ser un período de gran crecimiento para las relaciones. Las parejas crecerán juntas o se separarán.
No pases ni un minuto más en la cuerda floja con tu pareja. Decídete ya y supera tu crisis de pareja con el método 10-10-10
Si notas que estás en la cuerda floja con tu pareja, y no terminas de decidirte, no te pierdas nuestro post para superar tu indecisión sentimental. Juntos descubriremos las claves de un método eficaz para tomar decisiones coherentes (a corto-medio y largo plazo), y para cambiar de rumbo, si es necesario.
Puedes aprovechar las fases de desescalada para elegir tu mejor actitud y para recalibrar tu brújula sentimental con la equipación psicológica óptima. El método 10-10-10 es una muleta extra que te ayudará a decidir, de una vez, si debes seguir apostando o romper esa relación que no termina de funcionar.
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Una vez más, ¡muchas gracias por leerme!
Un fuerte abrazo.
Cris. Decideteycambia.
*Imagen Principal de Tumisu en Pixabay
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Soy Cristina Centeno, psicóloga y “acanariada” feliz. Te muestro claves de psicología y coaching que te ayudarán a soltar lastres, a zambullirte con humor y confianza en la incertidumbre, a liberarte de tus miedos y tu apatía, a tener más claridad, firmeza y autenticidad a la hora de decidir y cambiar. |