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¿Cómo afecta la DEPRESIÓN al cerebro de una persona deprimida?
¿Crees que la depresión deja secuelas en el cerebro de las personas deprimidas?
Estadísticas y cifras sobre la depresión en la población… ¿Cuánta gente se deprime?
Ya lo hemos analizado en detalle en alguno de nuestros artículos sobre la depresión…
Ahora sabemos que el trastorno depresivo es una de las enfermedades que más sufrimiento ocasiona al ser humano.
Es más, en muchas ocasiones, el pulpo de la depresión conecta también con los tentáculos de la ansiedad.
Más de 350 millones de personas sufren depresión en el mundo
Según la Guía de Práctica Clínica sobre el Manejo de la Depresión en el Adulto y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la DEPRESIÓN es el principal motivo de discapacidad en la actualidad. Este trastorno afecta a más de 350 millones de personas.
Es más…
Podemos prever que una de cada seis personas atravesará un episodio o una época teñida por la depresión a lo largo de su vida. No obstante, menos del 25% de las personas deprimidas tienen acceso a tratamientos efectivos.
De hecho, esta cifra aumenta si concurren otros factores como comorbilidad o situaciones de estrés.
No olvides que la depresión puede presentarse en personas de todas las edades y, en cualquier caso, es mucho más que sentirse “triste” por unos días.
A nivel mundial, las enfermedades por depresión han aumentado un 20% en los últimos 20 años. Y ese porcentaje se incrementó notablemente durante la pandemia.
Para saber qué es la depresión, cómo nos afecta y cómo superarla, te animo a leer dos de mis artículos para ganar en claridad:
Al hilo de una de las cuestiones que nos hacían llegar sobre la depresión en las redes sociales, hoy nos gustaría darle respuesta a un interrogante importante: ¿Qué ocurre exactamente en el cerebro de una persona deprimida?
Como veremos a continuación, al hablar de lo que ocurre en el cerebro de una persona deprimida resulta inevitable hacer un repaso de algunas de las principales CAUSAS de la depresión.
¿Qué pasa en el cerebro de una persona deprimida?
Déjame adelantarte que, si no se aborda adecuadamente, la depresión tiende a mantenerse en el tiempo. Esto ocurre porque se da una especie de círculo vicioso entre la fisiología de nuestro cerebro deprimido y nuestros patrones cognitivo – emocionales – conductuales.
Veamos algunos puntos importantes de ese círculo vicioso de la depresión…
Por una parte, es evidente que nuestro sistema nervioso es muy complejo. Al hilo de lo anterior, no debería sorprendernos que las particularidades del cerebro con depresión afecten a diferentes aspectos de su funcionamiento, y que aún no sepamos si algunas de ellas son causa o efecto de la depresión.
En materia de depresión, ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?
Se ha cotejado, que, en muchos casos, un mismo factor puede actuar como desencadenante de la depresión en algunas personas, y en otras, sin embargo, puede haberse desarrollado a posteriori, como consecuencia del proceso depresivo.
En este punto, nos centraremos en tres principales disfunciones del sistema nervioso que suelen correlacionar de manera muy estrecha con la depresión… No perderemos nunca de vista, eso sí, que, muy frecuentemente, esas tres alteraciones se desencadenan por factores psicosociales, como el estrés crónico o un trauma emocional.
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Insuficiente producción de neurotransmisores.
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Disfunción en los receptores de serotonina.
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Escasez de factores neurotróficos.
Depresión e insuficiente producción de neurotransmisores
Los neurotransmisores son mensajeros moleculares, que “viajan” entre nuestras neuronas, favoreciendo unas emociones u otras.
Lo que sucede en el cerebro de una persona deprimida, es que algunos de ellos se producen en baja cantidad.
La escasez de serotonina, el famoso neurotransmisor relacionado con la sensación de bienestar, condiciona y modula el desarrollo de depresión.
También se ha detectado…
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Una disminución de norepinefrina, neurotransmisor que favorece la vigilia.
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Un déficit de la dopamina, tan determinante para nuestra motivación.
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Y bajos niveles de GABA, otro neurotransmisor de tipo relajante.
Curiosamente se ha demostrado también, que esa reducción de neurotransmisores no nos afecta a todas las personas por igual. En algunos casos, esta insuficiente producción de mensajeros provoca síntomas depresivos, pero no siempre.
Depresión y disfunción en los receptores de serotonina.
Otra alteración del cerebro de las personas con depresión, es la baja afinidad de determinados tipos de transportadores de serotonina.
La serotonina interviene en la regulación de nuestro deseo sexual, la modulación de la agresividad y la ansiedad, etc.
También es importante para la producción de melatonina, fundamental para la regulación de nuestro estado de ánimo, nuestra estabilidad emocional y nuestro ciclo de vigilia-sueño.
Como veremos más adelante, se ha comprobado que cuando esto sucede en las neuronas de la amígdala, una de las principales áreas que regula las emociones de la amígdala cerebral, aumentan considerablemente las probabilidades de padecer ansiedad y depresión.
Como extra para tu curiosidad, comparto contigo una investigación sobre la serotonina, sus receptores y la depresión, del Instituto de Neurociencias y la Universidad de Cambrigde. Se realizó esta investigación en monos titis y resulta sorprendente por la contundencia de sus resultados.
Se ha comprobado, además, que la alteración en estos transportadores de serotonina de las neuronas, aunque tiene una base genética, suele desencadenarse por eventos traumáticos en la infancia (maltrato, abusos…) haciendo a estas personas más vulnerables a la depresión, a lo largo de su vida.
Por su parte, la afinidad de los receptores de otras moléculas implicadas en la gestión del estrés, como el cortisol, ha mostrado también estar relacionada con la depresión.
El vínculo entre el déficit de factores neurotróficos y el cerebro de una persona deprimida
Posiblemente, ya habías escuchado mucho sobre el impacto de la serotonina. Sin embargo, los factores neurotróficos son, injustamente, los menos conocidos, porque son fundamentales para prevenir muchas patologías de nuestro sistema nervioso.
Muy brevemente, hago un inciso para aclararte que las neurotrofinas constituyen una familia de factores neurotróficos.
En concreto, son un tipo de proteínas específicas del sistema nervioso con un papel esencial en la supervivencia, diferenciación y proliferación neuronal durante el desarrollo del sistema nervioso central y periférico.
Existen distintos tipos de factores neurotróficos, pero todos ellos se caracterizan por ser moléculas que favorecen la neurogénesis, es decir, la producción de nuevas neuronas. Importantísima cuestión, ¿no crees?
Estas moléculas participan además en la formación de nuevas conexiones interneuronales, siendo muy importantes para el aprendizaje y la prevención de enfermedades como las demencias.
BDNF: un buen antídoto para la depresión
Algunos factores neurotróficos, especialmente el BDNF (en inglés de: factor neurotrófico derivado del cerebro) han mostrado tener una destacada actividad antidepresiva, por eso te aseguro que cada vez escucharemos hablar de este BDNF mucho y bien durante los próximos tiempos.
Por cierto, si te interesa saber cómo podemos favorecer la producción de BDNF, déjame decirte que la actividad física moderada, la variedad de aficiones, la práctica de nuestra creatividad y las relaciones sociales positivas, tienen un gran impacto en nuestra capacidad de sintetizarlo.
En el otro extremo del continuo, ahora sabemos que algunas alteraciones cerebrales, como la escasez de neurotransmisores y de factores neurotróficos, originan nuevas alteraciones y desajustes. Sigamos viendo más claves sobre las alteraciones cerebrales, cognitivas y emocionales de la depresión.
Alteraciones cerebrales, cognitivas y emocionales de la depresión
Entre las modificaciones cerebrales y las zonas que se ven más afectadas en una depresión destacamos los siguientes puntos:
Inflamación cerebral y depresión
Aunque gran parte de los fenómenos y cambios cerebrales eran los grandes desconocidos hasta hace relativamente pocos años, afortunadamente ahora el proceso de inflamación cerebral y depresión está perfectamente contrastado.
Lo que se ha descubierto es que las emociones más desajustadas (en volumen y duración) de estrés, miedo o tristeza producen la liberación de moléculas proinflamatorias, como las citoquinas IL-6 e IL-1, o el cortisol.
Nos referimos a moléculas y hormonas capaces de dañar nuestro cerebro de diversas maneras:
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En el cerebro de una persona deprimida encontramos una menor producción de neurotransmisores.
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Una pérdida de conexiones interneuronales y reducción de la neurogénesis(generación de nuevas neuronas).
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La aterosclerosis y la reducción del flujo sanguíneo en algunas zonas cerebrales, empeorando su funcionamiento y cristalizando posibles procesos depresivos.
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Aterosclerosis en los vasos sanguíneos cerebrales.
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Una disminución del tamaño del hipocampo.
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Diversas alteraciones en la corteza prefrontal.
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La desconexión de la amígdala cerebral.
La importancia de la amígdala en el cerebro de una persona con depresión
Muy brevemente, te adelanto que la amígdala cerebral funciona como un centinela de nuestras emociones, valorando cada situación y, de manera casi inmediata, dando la voz de alarma cuando percibe una potencial amenaza.
Su activación se produce de manera inconsciente, ya que las áreas cerebrales que procesan la información a nivel consciente actúan más lentamente.
Sabemos desde hace tiempo que, cuando la amígdala se activa en exceso, favorece los miedos y el estrés.
Es más, recientemente se ha descubierto además que, en depresiones prolongadas, la amígdala pierde en parte su conexión con otras áreas cerebrales que la modulan.
Esto contribuye a acentuar una tendencia a catalogar los estímulos neutros como negativos, favoreciendo esa visión gris de los acontecimientos, que caracteriza a la persona con depresión.
El funcionamiento de la amígdala nos da una pista, por tanto, de la tendencia de las personas deprimidas a hacer filtrado negativo de la realidad.
Déjame decirte que este conjunto de procesos y alteraciones asociados a la inflamación cerebral también pueden activarse por otras causas que no sean las emociones más desajustadas (en duración y volumen). Por tanto, la relación entre depresión e inflamación es bidireccional, una favorece siempre a la otra.
¿El resultado final de la inflamación cerebral?
Como vemos, toda esta secuencia de alteraciones cerebrales asociadas a la depresión genera alteraciones, principalmente, en el hipocampo, pero también puede darse en la corteza prefrontal y la amígdala.
Hablamos de tres áreas cerebrales claramente implicadas en la generación de emociones o en otras funciones cognitivas como la atención, la concentración o la memoria.
Estas modificaciones hacen que estas áreas se vuelvan menos funcionales y que mermen su volumen, incluso, propiciando, a su vez, a mayores niveles de estrés, miedo, tristeza, parálisis o indefensión.
Nuestro cerebro con depresión mengua: se hace más pequeño y disfuncional
Podríamos extender muchísimo más este artículo, pues la depresión es una patología muy compleja.
En el cerebro de una persona deprimida también habría otras zonas que se hiperactivan, como la corteza prefrontal media, y otras células que se inactivan, como las de la glía, que ayudan a nutrir a las neuronas y a limpiar su entorno.
Cuando una persona padece depresión durante años, la escasez de neurotransmisores y de factores neurotróficos, origina nuevas alteraciones, que a menudo retroalimentan las disfunciones iniciales.
A modo de síntesis, con la depresión nuestro cerebro mengua, se hace más pequeño y empeora nuestro funcionamiento fisiológico, cognitivo y emocional general.
Todo este cuadro es el que complica la salida del túnel de la depresión.
Todos estos elementos y procesos (y muchos más), se vinculan con la depresión, pero mi intención aquí no es resumirte una tesis doctoral. Tan solo deseo compartir contigo lo que a día de hoy parece más relevante, para tratar de comprender este trastorno, desestigmatizarlo y ayudar así a las personas que lo padecen.
Por suerte sabemos que todos estos cambios cerebrales unidos a la depresión apuntan a un fenómeno reversible.
La buena noticia es que la depresión se puede tratar con un buen itinerario de psicoterapia. Y, en algunos casos, combinando este tratamiento con el apoyo de psicofármacos como los antidepresivos.
Tanto los antidepresivos como la intervención psicológica pueden hacer que las zonas cerebrales más afectadas por la depresión recuperen su funcionalidad y su tamaño inicial.
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Hasta aquí todo lo que queríamos compartir contigo sobre lo que ocurre en el cerebro de una persona deprimida.
¿Qué opinas sobre nuestro artículo “¿Qué pasa en el cerebro de una persona deprimida? ¿Te imaginabas que la depresión afectaba tan profundamente a nuestro cerebro? ¿Has aprendido algo interesante?
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Cris. Decideteycambia.
Soy Cristina Centeno, psicóloga y «acanariada» feliz. Te muestro claves de psicología y coaching que te ayudarán a soltar lastres, a zambullirte con humor y confianza en la incertidumbre, a liberarte de tus miedos y tu apatía, a tener más claridad, firmeza y autenticidad a la hora de decidir y cambiar. ¿Estás lista para liderar la vida que realmente quieres y mereces? |