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Cómo dejar de sentirte culpable tras la ruptura de una relación de pareja
No es la primera vez que hablamos de relaciones de pareja y de un capítulo particular de nuestro vínculo con los demás: las rupturas sentimentales y la gestión de emociones que rodean este cambio de rumbo.
¿Has decidido romper con tu pareja, pero ahora te sientes culpable al ejecutar el cambio y finalizar la relación?
En este artículo descubriremos qué puedes hacer para gestionar mejor la emoción de la culpa. ¡Esperamos que te ayude!
De momento, déjame que te presente a «Carol», una de mis terapiadas diamante que comparte contigo su sentir de culpabilidad al romper su relación de pareja…
Me siento culpable por terminar mi relación de pareja
Al hilo de nuestras primeras sesiones de psicoterapia, seguí la técnica 10-10-10 para tomar mi decisión sentimental, porque llevaba un tiempo en la cuerda floja con mi chico. Aunque no fue fácil, con los datos recopilados, decidí poner punto y final y romper con mi pareja. Descubrí con mi análisis que mi relación no me gustaba ni me compensaba en un 75%, para seguir remando a medio o largo plazo. Tomar la decisión fue un proceso liberador. Eso sí, ahora no soy capaz de sacarme de encima el sentimiento de culpa. ¿Cómo puedo manejar esa emoción y dejar de sentirme culpable por finalizar la relación? Me gustaría generar el menor daño posible con mi decisión y asegurarme de que mi ex no sufre. “Carol”, 43 años, educadora, Madrid. |
¿Qué opinas de las palabras de mi terapiada diamante «Carol»?
- ¿Crees que es fácil romper una relación de pareja?
- ¿Piensas que es posible asumir una ruptura sentimental minimizando los daños colaterales?
¿Es natural sentirse culpable al finalizar una relación?
Lo cierto es que nadie nos dijo que romper y gestionar nuestras emociones por esa decisión sentimental fuera un asunto sencillo.
A estas alturas, sabemos de sobra que abandonar una relación es una decisión complicada que nos enfrenta a muchas dudas e inseguridades.
Si eres tú la persona que propone el fin de la relación, es probable que lleves algún tiempo de cierta rumiación y sensación de incomodidad, mientras preparas la mejor retirada posible. Y sabemos que no siempre existe una retirada óptima, sin daños colaterales.
Déjame recordarte que el proceso de ruptura sentimental requiere de una gran valentía. De igual manera, por mucho tacto que apliquemos, no siempre será posible minimizar los daños (propios y ajenos).
La empatía no siempre será tu aliada en las rupturas de pareja 
De hecho, intentar ser lo más empática durante el proceso y el sentir de la otra persona, no hará, necesariamente, que te sientas mejor.
Lo primero que debes tener claro es que es totalmente natural que te sientas responsable o algo culpable. Has sido tú quien ha tomado la decisión de acabar con la relación y es posible que a la otra persona esta realidad le disguste o le caiga como el peso de un piano desde un quinto piso.
Probablemente, dar el paso de la ruptura y sostenerlo en el tiempo te hace sentir, en mayor o menor grado, culpable.
Si tú fuiste la «terminadora», muy probablemente puedes atravesar cierta culpa por el valor de lo invertido, así como por lo que dejas o dejas de hacer.
Tal vez, el/ la que ha sido tu compañero/a de viaje hasta ahora, se haya puesto muy triste o, en el peor de los casos, te haya recriminado que el problema tenía que ver contigo.
La culpa genera remordimientos y una sensación de ser poco merecedoras, crueles o malas.
En cualquier caso, y al margen de los elementos que no podamos controlar hay algo que sí está en tu mano…
Tú puedes gestionar mejor esa emoción para dejar de sentirte culpable con el fin de vuestro proyecto de relación de pareja.
A continuación, quiero que nos centremos específicamente en las emociones más perturbadoras de la persona que «se va»; el miembro que decide terminar… y que también atraviesa su proceso de duelo particular.
¿Por qué te sientes culpable al finalizar tu relación? ¿Qué mensaje nos trae la emoción de la culpa?
La culpa, de manera general, se produce cuando lo que haces no corresponde a lo que piensas. Generalmente, porque consideras que tus acciones no están a la altura de alguna norma que tienes en tu interior.
Y de esa incongruencia brotan el ruido, la disonancia y la perturbación emocional.
Nuestro comportamiento se rige por un código interno, generalmente formado y consolidado años atrás con la influencia de nuestros padres y educadores primarios.
Este código está constituido por normas que operan en nosotras; algunas de manera consciente, otras de forma más inconsciente. El problema surge cuando ese código moral es demasiado rígido y autoexigente.
Culpa funcional vs culpa como error de entendimiento. Tu ancla… tus valores
¿Y si te digo que la culpa es un error de entendimiento?
Déjame adelantarte que me parece fantástico que nuestro comportamiento se rija por un código interno de valores y de normas (más o menos conscientes).
Y claro, el sentimiento de culpa es funcional si te ayuda a resolver un problema, a cuidar de ti misma y de los demás, así como a reparar los daños de acciones equivocadas.
No obstante, hay una culpa disfuncional que sólo añade sufrimiento extra a tu vida, convirtiéndose en un problema más.
A estas alturas, ya sabemos que la culpa es un sentimiento muy humano.
La culpa es la atribución a un agente humano de la causa de un mal.
Y claro, ese agente humano podrías ser tú misma, por lo que te culparías a ti, por haber tomado una decisión sobre la que, estamos seguras que, habías reflexionado durante un tiempo.
Podrías sentirte responsable de lo que le estás haciendo vivir a la que ahora ya no es tu pareja, y esa premisa tal vez te genere pensamientos obsesivos.
La culpa disfuncional puede ser un elemento perjudicial y de riesgo, si la otra persona insiste en volver a intentar construir una versión 2.0 de la relación (aún después de haber quemado hasta el último cartucho).
Podrías dejarte llevar por un exceso de pena y, en un último intento compulsivo de reparación, podrías sentir el impulso de retomar la relación, cuando no es lo que deseas ni te compensa, en términos de coherencia racional.
La culpa pesa un kilo más para el que parte… Leiva. Canción «Eme»
Por lo tanto, es importante que sepas cómo gestionar este sentimiento de forma adecuada para dejar de sentirte culpable al romper una relación que ya no da más de sí.
¿Qué es lo más duro para ti de ponerle punto y final a una relación?
Comencemos, entonces, enumerando algunas claves y pautas para diferenciar y clarificar culpas y responsabilidades objetivas en el proceso de ruptura sentimental.
Claves para afrontar tu decisión de romper, sin sentirte culpable al finalizar la relación
Al hilo de todo lo anterior, al enfrentarnos a las decisión de terminar una relación, te recomiendo considerar los siguientes puntos…
Asume que el sentimiento de culpa al terminar una relación es esperable, pero también superable 
Superar el sentimiento de culpa al terminar una relación no es fácil, pero tampoco imposible. Solo se requiere de paciencia, de calma y de la posibilidad de reflexionar sobre lo que ha ocurrido.
Si lo piensas bien, a pesar de la aparición de la culpa, en muchas ocasiones, es mejor romper que quedarse. Ya que en caso de disonancia, contradicción o claro desamor le estaríamos haciendo más daño a la otra persona.
Aplica claridad, racionalidad y flexibilidad para distinguir qué «culpas» le corresponden a cada quien en una relación.
Está claro que cada miembro de la relación hizo y dijo cosas, de las que cada persona debe hacerse cargo. La responsabilidad de nuestros actos, en definitiva, no puede ni debe ser delegada a nadie con el fin de «lavarnos las manos».
En muchas ocasiones sentimos culpa por algo que, realmente, no estaba en nuestras manos evitar. Otras tantas ocasiones somos responsables de cosas que no hemos notado o que no queremos aceptar.
Aprende a diferencia culpa y responsabilidad
En terapia trabajamos un concepto muy importante: la diferencia entre culpabilidad y responsabilidad.
Partimos, por tanto, de la base de que si no tenemos intención de dañar a alguien no somos culpables de su malestar.
Una relación está formada por dos personas y ambas tienen la responsabilidad de que funcione. Aunque una persona sufra más que otra con la ruptura, la responsabilidad suele ser compartida.
Al hilo de lo anterior…
Ni tú ni nadie se merece estar con una persona que se ha desenamorado o que ya no nos quiere.
Por tanto, la ruptura es un acto que favorece a largo plazo a ambos miembros. Si dejamos pasar meses o años antes de romper, «procrastinaremos lo inevitable»: no nos permitiremos avanzar y buscar otra pareja. En este caso, una pareja que nos corresponda más desde el punto de vista de su personalidad, de sus valores u otros aspectos y necesidades personales.
Al margen de las singularidades y dificultades personales, sociales, económicas o familiares de cada persona al afrontar un proceso de ruptura, es imprescindible que mantengas en mente que nadie se muere de amor.
Aunque nuestra expareja lo pase mal un tiempo, lo superará. Rehará su vida estableciendo nuevas rutinas, actividades e incluyendo nuevas personas en su vida.
En el caso de dificultades, en ese proceso de adaptación a todo cambio importante en la vida, esa persona significativa para ti siempre podrá acudir a terapia.
De momento, repite conmigo: Tú no tienes la culpa.
Reconoce y valora todos los esfuerzos e intentos que hiciste por resolver los problemas, con intentos de solución creativos, antes de romper.
En ocasiones, nuestra culpa proviene de pensar que «no hicimos lo suficiente para reparar las cosas o superar las dificultades de partida».
Revive y escribe (con evidencias y datos recopilados) la experiencia de insatisfacción y sufrimiento que te motivaron a salir de la relación.
Este punto es importante para anclarte a las causas y las razones que te llevaron a tomar tu decisión.
Es normal que perdamos la perspectiva cuando este sentimiento de culpa nos aborda sin compasión. Por eso, es tan importante que vuelvas a pensar en las razones objetivas que te llevaron a tomar la decisión de terminar con la relación.
Las evidencias de este anclaje te tranquilizarán, te permitirán respirar y seguir con tu proyecto de vida. Si quieres, puedes apuntarlas en alguna libreta para leerlas cuando la culpa te asalte.
De esta forma, evitamos perdernos o diluirnos en los «hubieras», los «deberías» o la fantasía de escape de que, quizás, lo mejor sería dar marcha atrás, por ahorrar los 10 minutos de incomodidad inicial.
Anota tus deseos, intereses, necesidades y valores que se veían truncados al ser pareja de esa persona.
¿Hay necesidades, deseos, intereses y valores troncales y legítimos que eran incompatibles con la continuidad de tu relación de pareja?
Tal vez sea el momento de retomar esas carencias al descubierto y encontrar otra manera de hacerte cargo de ellas y satisfacerlas.
Recuerda y agradece lo que sí te dio en el pasado esa relación ya caduca
Honra, aprecia y agradece en tu interior haber vivido y exprimido todo el jugo que te brindó tu relación de pareja en el pasado.
Detén y deja de identificarte (o casarte) con tus pensamientos obsesivos
Quizás nunca te has detenido a analizar tus pensamientos, pero ya te adelanto que, probablemente, muchos de ellos son desajustados, negativos y repetitivos. Estos “peces cagones” considerablemente ensucian tu pecera mental.
Algún pez cagón, que puede asaltarnos en pleno proceso de ruptura, podría ir esta línea… “Mira lo que has hecho, eres egoísta y mala persona… Tu pareja te quería y has decidido perderla”.
Cuando estas ideas bloquean tu mente, lo mejor que puedes hacer es intentar reestructurar – detener y dejar de fusionarte o casarte con tus pensamientos y peces cagones (distorsiones cognitivas para interpretar tu proceso y decretos irracionales y rígidos).
Cuando detectas que un pez se cuela en tu pecera mental para ensuciarla, te invito a decir en voz alta “para – stop – basta” y darte a la vez un tironcito en una pulsera en tu muñeca.
De igual manera, practicar técnicas de respiración, Mindfulness y meditación también podrá serte de gran ayuda.
Pregúntate cuál es la razón precisa por la que sientes culpa
Te animo a poner por escrito la respuesta al siguiente interrogante:
¿Causaste algún daño real o la culpa viene de repetirte constantemente que eres «mala» por estar «abandonando» tu relación?
Cambia el sentimiento de culpa por el de responsabilidad
Este paso no es fácil de transitar, pero es importante que cambies la culpa por la responsabilidad objetiva. Debes conocer cuáles son tus sentimientos y tomar una decisión al respecto.
¿De verdad podrías perdonarte a ti misma el hecho de estar con alguien a quien ya no quieres?
Considera que este escenario de deslealtad hacia ti misma podría ser mucho peor, por lo que reflexiona sobre esa culpabilidad y apuesta por la coherencia y la integridad entre lo que piensas – sientes y haces finalmente.
Está claro que no es de nuestro agrado ver sufrir a esa persona con la que hemos compartido tantos momentos o proyectos. Sin embargo, tú no has hecho nada mal… has decidido y actuado con coherencia e integridad.
Practica tu responsabilidad afectiva pero no te hagas cargo de los sentimientos de tu pareja
Para superar el sentimiento de culpa al terminar una relación debes evitar hacerte cargo de los sentimientos de tu pareja.
No podemos ni debemos sobredimensionar el impacto que tenemos en la vida de los demás.
Es más, los pensamientos, las emociones, las decisiones, las palabras y las acciones de la otra persona son tu responsabilidad.
A nadie le gusta que lo dejen; esto es algo que suele cogernos por sorpresa y no resulta grato. No obstante, eso no significa que tú debas responsabilizarte por la incomodidad ajena.
Si reconoces que heriste a tu ex innecesariamente, pide disculpas.
Pide disculpas cuando sea el momento preciso y trata de reparar, en la medida de lo posible, lo que pudiste romper, pero sin abrir las puertas a una reconciliación.
Es importante responsabilizarte de tus acciones, pero recuerda que reconciliar y reparar el daño no tiene porqué implicar que tengas la intención de retomar la relación.
Practicar la responsabilidad afectiva tiene premio pero no te quedes diluida en el dolor o las motivaciones de reconciliación de la otra persona.
Y para que los pasos anteriores te resulten más accesibles, la siguiente pauta psicológica es fundamental…
¿Contacto a mantener con tu ex? Contacto CERO
El contacto cero es una manera de superar la ruptura en una relación o la dependencia emocional que puede atraparnos.
Este proceso implica eliminar de tus redes sociales a la que fue tu pareja, bloquearla en el WhatsApp, no ver nada de ella y «no sabuesear» novedades vitales de esa persona.
Esto no solo te ayudará a ti, sino también a tu ahora expareja. Le permitirá sanar antes, y así tú podrás transitar mejor la posible emoción de culpa.
Te recuerdo que, aunque sea un cambio complejo, mantener una rutina de contacto cero con tu expareja es beneficioso para los dos. No sigas a la otra persona en redes sociales y elimina el contacto virtual, para dejar que tu nueva vida ocurra en ese margen de tiempo y espacio para ti.
Visualiza la vida futura que se abre para ti gracias al valor de terminar con una relación que no correspondía a la persona que eres hoy.
Te invito a iniciar, con racionalidad y coherencia, el camino de conquista de ese proyecto personal de futuro que comienza a partir de hoy.
Dale el puntapié final a la culpa que sientes al finalizar tu relación de pareja
Como puedes concluir tú misma, aprender a gestionar este sentimiento de culpa es necesario para avanzar en tu proyecto de vida, que no se para nunca.
He decidido hacer lo que me gusta porque es bueno para la/mi salud. Voltaire.
¿Deberías sentirte culpable por romper una relación que deja de gustarnos y compensarnos?
No podemos terminar una relación por cualquier elemento menor, frívolo y puntual. Sin embargo, un vínculo tampoco puede sostenerse a cualquier precio.Una sana y cuidadosa ruptura, es mejor que una mala y destructiva relación.En esta ecuación, la emoción de culpa sobraría, ¿no crees?
Y esto es todo lo que queríamos compartir contigo el día de hoy.
Hay muchos consejos psicológicos para superar la culpa al terminar una relación, pero nosotras hemos recopilado algunos que consideramos realmente importantes y eficaces.
Somos plenamente conscientes de que no es fácil deshacerse de este sentimiento y puede que necesites ayuda profesional. No dejes de brindarte todo el apoyo y acompañamiento que necesites para surfear estas olitas incómodas de decisión y cambio de rumbo sentimental.
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¡Un abrazo grande y pura vida, querida amiga!
Cris. Decideteycambia.
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Soy Cristina Centeno, psicóloga y «acanariada» feliz. Te muestro claves de psicología y coaching que te ayudarán a soltar lastres, a zambullirte con humor y confianza en la incertidumbre, a liberarte de tus miedos y tu apatía, a tener más claridad, firmeza y autenticidad a la hora de decidir y cambiar. |