“¿Por qué siempre me pasa a mí?”, ¿Te has sorprendido alguna vez repitiéndote esta frase? A todos nos pasa en algún momento de la vida, y que sentir victimismo no significa que estés haciendo algo “mal” de forma consciente, pero sí puede convertirse en una trampa emocional que te impide avanzar, tomar decisiones y vivir con más libertad.
Pero primero, definamos: qué es el victimismo, cómo identificar si estás cayendo en ese patrón (o si alguien cercano lo hace), y lo más importante: cómo salir de ese rol para recuperar el control de tu vida.
Tabla de contenidos
¿Qué es el victimismo?
El victimismo es un estado emocional y mental en el que una persona se percibe a sí misma como una víctima constante de las circunstancias, de los demás o de la vida en general.
No hablamos de personas que han sufrido de verdad (eso es algo muy distinto), hablamos de una postura mental en la que alguien se instala de forma recurrente, desde la que interpreta la realidad como injusta, controladora y ajena a sus propias decisiones.
En psicología, el victimismo es una forma de evitación del cambio, al quedarse en ese rol, la persona evita responsabilidades, decisiones y, muchas veces, también el dolor profundo que se esconde debajo.
Cómo se manifiesta el victimismo
A menudo, el victimismo no se ve como tal desde dentro, puede disfrazarse de cansancio crónico, frustración constante, sensación de injusticia o la idea de que “no depende de mí”.
Algunas señales de que podrías estar cayendo en un patrón de victimismo:
- Te cuesta asumir responsabilidad sobre lo que vives o sientes.
- Sientes que todo te pasa “a ti” y a los demás no.
- Repites pensamientos como “nada cambia”, “todo es culpa de…” o “no puedo hacer nada”.
- Buscas validación constante a través de tus problemas.
- Te bloqueas cuando alguien te propone soluciones concretas.
Este patrón emocional puede mantenerse durante mucho tiempo, porque genera beneficios secundarios: atención, cuidado, evasión de conflictos, falta de responsabilidad. Pero también tiene un coste emocional muy alto.
¿Por qué caemos en el rol de víctima?
Detrás del victimismo hay historias reales. No lo dudes.
Muchas veces, ese rol aparece después de vivir traumas, abusos, abandonos o experiencias de injusticia; en ese momento, sentirse víctima sí tenía sentido.
El problema aparece cuando el tiempo pasa, y en lugar de transformar esa herida en aprendizaje, se convierte en identidad.
Frases como “es que yo soy así” o “a mí siempre me pasa” actúan como barreras mentales.
Nos impiden tomar decisiones, buscar apoyo o iniciar un proceso terapéutico.
¿Cómo salir del victimismo?
Salir del rol de víctima es posible. Y también es profundamente liberador.
Aquí te dejo algunos pasos que trabajamos habitualmente en terapia en Decídete ya y cambia:
- Reconoce tu historia sin juzgarla
Ser víctima en algún momento no significa que debas vivir siempre desde ahí. - Identifica los beneficios secundarios del rol
¿Qué ganas quedándote en esta postura? ¿Qué evitas? Nombrarlo es el primer paso. - Asume pequeñas decisiones
Elegir es una forma poderosa de reconectar con tu capacidad de cambio. - Cambia el enfoque
Pasa del “¿por qué me pasa esto?” al “¿qué puedo hacer yo con esto?”. - Pide acompañamiento profesional
A veces el victimismo se enreda con heridas más profundas: baja autoestima, dependencia emocional, duelos no resueltos. Trabajarlo con una terapeuta puede ser el gran cambio que necesitas.

¿Y si alguien cercano vive en modo victimismo?
Este es un tema delicado. Cuando convivimos o trabajamos con personas que están ancladas en el victimismo, podemos llegar a sentirnos agotados, frustrados o incluso culpables.
Algunas claves:
- No minimices su dolor, pero tampoco refuerces su narrativa de impotencia.
- Anímales a tomar decisiones pequeñas.
- Marca tus propios límites emocionales para no caer en su red.
- Si te afecta demasiado, tú también puedes pedir apoyo terapéutico.
El victimismo es un patrón mental que bloquea la acción, alimenta la queja y dificulta el cambio, pero no es una condena.
Reconocerlo, comprenderlo y tomar decisiones diferentes es posible y no se trata de ignorar el dolor, sino de transformarlo en un punto de partida.
En Decídete ya y cambia, te acompañamos a salir del bucle de la víctima, a soltar la carga de “todo me pasa a mí” y a retomar el timón de tu vida.
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¡Vamos a darle un empujón a tu bienestar!
La buena vida para ti siempre.
Un abrazo fuerte,
Cris. Decideteycambia.